Por LUIS ARIEL RAMOS
Después de una larga agonía, falleció a consecuencia de un empeoramiento de su función respiratoria, falleció Hugo Rafael Chávez Frías, en el Hospital Militar de Caracas, capital de Venezuela.
Poco después de las 16 horas, el gobierno venezolano informó lacónicamente que el presidente “había fallecido por un cáncer linfático”.
Desde la mañana de este martes 5 de marzo, decenas de jóvenes estudiantes exigieron a las autoridades del gobierno que informaran claramente el estado de salud del mandatario e insistieron, en que si seguían diciendo que continuaba con vida, se presentarán pruebas reales, una de ellas, que pudieron visitarlo.
Ante este reclamo, el vicepresidente Nicolás Maduro declaró que ya había muerto el líder de la Revolución Bolivariana.
Fuerzas del ejército venezolano, fuertemente armadas fueron desplegadas en la capital y en las principales ciudades del país, “para garantizar el orden y la paz”.
Hace exactamente 60 años, murió José Stalin. Entonces en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas del Soviet (URSS) se le oculto al pueblo y al mundo, la gravedad del mariscal y, a la fecha se ignora la fecha exacta de su fallecimiento.
En Venezuela ocurrió lo mismo. Maduro, las hijas del comandante y los principales funcionarios del gobierno, inútilmente decían que desde su lecho, continuaba acordando con sus ministros, la marcha de los asuntos públicos.
La información oficial, proclama que “Chávez murió con Cristo y con su pueblo” y proclaman que la lucha seguirá adelante por el bien de los venezolanos “hasta la victoria”.
Después de haber permanecido en Cuba bajo tratamientos extremos para combatir el cáncer que lo minaba, lo regresaron a Caracas, con el mayor de los sigilos; nadie fuera de su entorno cercano y familiar lo vio con vida.
Con la bandera a media asta, se preparan con esmero los funerales del hombre que surgió a la opinión pública nacional y mundial, después de fracasar el golpe que encabezó; años más tarde fue elegido presidente del país y reelegido tres veces más.
Sus herederos, no tardarán en señalar que Estados Unidos participó en su enfermedad y en su muerte. AL TIEMPO
Los presidentes de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y los hermanitos Castro se quedaron si padrino, y ahora ¿qué van hacer sin el apoyo del petróleo y el dinero del pueblo Venezolano?
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