En el discurso del 30 de abril, se vio un Chávez diferente: Apenas pudo retener las lágrimas, una cara desencajada y una voz frágil. Indicó su deseo de andar por las calles de su querida patria y se despidió tras un discurso de solo 40 minutos, después de acostumbrar a sus seguidores a emitir programas de horas y horas y horas.
Después de esa elocución, viajó a Cuba para continuar el tratamiento de un cáncer que al parecer, le roba, poco a poco, su vida. Según Nelson Bocaranda, considerado como el mejor informado sobre la salud de Chávez, indicó que la radioterapia que le aplicaron en la Isla, dañó la cabeza del fémur del mandatario, lo que lo obliga a andar en silla de ruedas y lo que lo tiene postrado anímicamente ante un posible desenlace fatal de su existencia.
Sin embargo, los rumores andan desde el Palacio de Miraflores hasta las calles que el presidente anhela andar, pero más allá de la real situación de la salud de Hugo; la falta de información en la política en el país, hoy se traslada a la economía. Ningún ciudadano que no pertenezca al gabinete presidencial, tiene acceso a cifras tan importantes como la deuda del país. Mientras tanto, los analistas insisten en que el crecimiento se situará en un 5%, que la inflación que en 2008 se ubicó en un 32%, este año llegará a tan solo 24%; pero ante las suposiciones, lo claro es que si Chávez no continúa como gobernante, el próximo Jefe de Estado tendrá la difícil tarea de devolverle el rumbo al vecino país, sobre todo cuando el déficit fiscal se ha desbordado debido al excesivo gasto público utilizado para financiar los programas sociales.
“El ritmo de endeudamiento resulta insostenible, ya que sobrepasa los 40 mil millones de dólares. Sumándole que sus nacionalismos, espantaron la inversión extranjera. Lo único claro es que quien asuma el poder tendrá una difícil tarea desde 2013”, explicó el economista Sergio Pérez Ruiz.
En un escenario de crisis, con Chávez limitado por la enfermedad o posiblemente muerto, muchos aseveran que el nuevo gobierno tendría que volver a apostarle al sector privado y adoptar una posición más inclinada hacia la inversión extranjera. “Chávez ha puesto muchas trabas para las exportaciones e importaciones, por eso resulta necesario desmontar controles para que la nación tenga políticas comerciales modernas y más accesibles”, agregó Pérez.
Y es que después de 13 años de mandato, Hugo cuenta con un país en el que el protagonista de la economía es el Estado. De hecho, es el principal empleador, con 2,8 millones de funcionarios. Agregándole a lo anterior, que han sido cerradas 107 mil empresas, de las 600 mil que operaban en 1999. Además, existen políticas que agobian a los empresarios: Las leyes de control de precios, el control de cambios y la Ley Orgánica del Trabajo, que redujo a 40 horas la jornada laboral semanal.
Para el Gobierno el panorama no es tan devastador: La pobreza se redujo de 60% a menos de 24%. “Disfrazan cifras de pobreza con inversiones electorales, Chávez ayuda a los más vulnerables porque sabe que allí está la fuerza que lo mantendrá en el poder; pero las empresas son cada vez más azotadas”, sostuvo Alejandro Londoño, sociólogo.
En conclusión, el sucesor de Chávez no tendrá un mandato fácil; recibirá una Venezuela dividida políticamente, débil en la economía, quebrada por la lucha de clases. Son muchas y difíciles las decisiones que deberá tomar; sobre todo aquellas que deberían reactivar el sector privado. Por otro lado, está la posible reacción violenta del oficialismo ante la muerte de su mártir y la búsqueda del poder de su sucesor por vías no democráticas.
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