Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista
Después de la orden emitida por Barack Obama, presidente de Estados Unidos, sobre el retiro inmediato de las tropas de su país de Irak, el mundo aún se pregunta: ¿Cuál era el objetivo de la presencia militar en
ese país?
Lo cierto es que es ilegal, desproporcionado, prepotente, absurdo, mentiroso, abusivo, humillante, decadente, sangriento, excesivo, largo y costo, el accionar de Estados Unidos y una invasión sin sentido, que despúes de casi nueve años de despropósitos, llegó a su fin, en silencio y con vergüenza por una lucha que no tuvo finalidad, más allá de intereses económicos y la fijación humana por los petrodólares.
Pero tuvieron que pasar ocho largos años y tormentosos nueve meses, y morir más de 100 mil iraquíes, en su mayoría civiles; para que el sonido de las armas dejaran de emitir su son. Tuvo que caerse la economía mundial, ahorcada por el despilfarro de dinero para financiación militar, para que Obama se dignara a cesar su hegemonía, y llevar a que entre las ruinas, Irak deba levantarse y rehacer su vida.
Nunca estuvieron las armas de destrucción masiva que sirvieron de justificación a George W. Bush para invadirlo y en medio del desorden, se capturó y ahorcó al dictador Saddam Hussein, como una forma de darle
sentido a una guerra sin pasado, ni presente, ni futuro. Quizás lo único bueno, fue que libraron del sometimiento de Hussein, a un pueblo que
callaba para no ser mutilado.
Si Obama tuviese que rendir un informe especial, solo podría incluir muertos, secuestrados y bombas de destrucción. O como suelen hacerlo los gobiernos del país norteamericano, maquillarán su justificación con la
democracia impartida en el territorio; sin ni siquiera saber quién asumirá el poder después de tantos años de abusos y masacres.
Por ahora Bagdad y Washington posan sonrientes para la foto de despedida, pero en el ambiente queda la sosobra de fragilidad y abandono, después de casi 10 años al mando de los estadounidenses, y del aumento en las influencias de Irán. El Nobel de la Paz quedará registrado en el libro del recuerdo como el responsable de cerrar ese capítulo iniciado por su antecesor, y cumple con una de sus promesas de campañ presidencial, abonando un excelente espacio para ser reelegido como mandatario del mundo. No nos asustemos si implementa alguna acción para favorecer a los imigrantes y así ganarse votos en la próxima contienda electoral. ¡Comenzó la campaña de Obama!
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