Por Rodrigo Llop
Sábado 11 de la noche. La gente baila, bebe y se divierte en el Colegio de las Vizcaínas. La humilde boda, de humilde no tiene nada. El chef más reconocido de México sirve el banquete, pero no es lo suficientemente bueno para la repostería, por lo cual se toman la molestia de volar, de Nueva York, a un reconocido pastelero; el sueño nupcial de la pareja refleja la inversa realidad del sueño de la mayor parte del país.
Más de 700 invitados, menos de 100 los verdaderamente cercanos o queridos; Todas las personalidades de la política se encuentran ahí. Los gobernadores de al menos cuatro estados, un sin fin de senadores y empresarios. Altos jerarcas de la Iglesia no podían faltar, oficiando la misa y disfrutando de las mejores bebidas y comida. Don Eduardo, con la diplomacia que lo caracteriza, saluda y felicita senador Simón. Macario le responde con un abrazo casi fraternal. Después de cruzar un par de palabras con él, se despide. El borracho senador continúa hablando con el gobernador con la mínima discreción algunos de los negocios apenas definidos junto con el Jocoque hace unos días sin darse cuenta de la presencia de Daniel.
-“Senador, gobernador, ¿pueden juntarse para una foto? Es para la Revista ‘Quién’ .”
Conitnua leyendo la novela EL INFORME MADELMAN
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