Por Rodrigo Llop
Benny está parado enfrente de un espejo. Camisa blanca perfectamente bien planchada, terminando de hacerse el nudo de una corbata de moño. Justo en cuanto termina se acomoda la faja del smoking. Zapatos perfectamente boleados. Con sumo cuidado alcanza a quitarse una pequeña pelusa que resalta en su negro pantalón.
Reflejado en el espejo se alcanza a ver un televisor viejo con el noticiero de la mañana. Aunque atento al audio, mira de reojo el televisor, como si en realidad no estuviera poniéndole mucha atención. Una mueca en donde aprieta la boca y frunce el ceño muestra enojo ante lo que dice el periodista. Libera su frustración e impotencia tomando algunas notas en una libreta que tiene a un lado. Una especie de diario que se ve, está lleno y lleno de notas e ideas sobre los hechos diarios de la política y economía del país. La libreta alcanza a mostrar una marca de agua que dice “Club de Industriales”. Apaga el televisor, toma el saco de su smoking, se lo cuelga con un dedo por detrás del hombro y se da la vuelta mientras da la última revisada en el espejo y se arregla el pelo. Apaga la luz y azota la puerta de metal asegurándose que esté bien cerrada.
En ese mismo momento, Catalina se encuentra en una oficina. Un alto edificio corporativo ubicado sobre Avenida Reforma enfrente del Bosque de Chapultepec. Con el teléfono en la mano se asoma a la ventana y alcanza a ver la inmensidad del bosque, en particular el Castillo de Chapultepec. Traje sastre discreto y peinado impecable. La clase y elegancia que le caracteriza.
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