¿Qué ha pasado en Perú desde que Humala llegó al poder?

Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista

Después de cumplirse 100 días de la era Humala en Perú, los analistas determinan que el Presidente Peruano no ha interrumpido el crecimiento económico de los incas, trabaja arduamente por la inclusión social, ha tomado decisiones que generan incertidumbre y tiene un segundo vicepresidente denunciado por presunto tráfico de influencias.

El ex militar de tendencia izquierdista, que asumió el poder a sus 49 años, cuenta con un 62% de popularidad, según un sondeo de la consultora Ipsos Apoyo, divulgado en octubre; esta cifra es superior a la que gozaba su antecesor, Alán García.

Según analistas, el alto nivel de aprobación se debe en buena parte a que Humala ha cumplido sus compromisos de campaña: No ha alterado el crecimiento económico de su país por la política de libre mercado, y ha implementado políticas de inclusión social en pro del beneficio colectivo de los pobladores.

“El sector empresarial está tranquilo, pero más allá de cualquier temor, el presidente peruano reconoce que para avanzar a pasos agigantados necesita de la inversión internacional y de mantener sólidas relaciones con el mundo”, indicó Viviana Rojas Pérez, asesora para aspectos económicos.

Otras acciones valiosas del actual gobierno fue ratificar en su cargo al Director del Banco Central de Reserva, Julio Velarde; designar como Ministro de Economía a Luis Miguel Castilla, quien fuese viceministro de la misma cartera en el pasado mandato; endurecer los impuestos a empresas mineras, sobre todo cuando el pueblo siente que estas entidades explotan sus recursos y no brindan beneficios para los pobladores; la implementación de programas sociales en las regiones más pobres de Perú, tales como: “Pensión 65”, por medio del que se entregarán 250 soles, unos 90 dólares mensuales, a los mayores de 65 años en situación de pobreza.

Sin embargo, también existen lunares en su liderazgo: El ascenso de rango de sus ex compañeros en el ejército de manera que vayan ubicándose en los puestos más altos de la jerarquía militar en los próximos años y nombrar a algunos camaradas en cargos públicos. Igualmente, se le cuestiona la posición frente al caso del segundo vicepresidente Omar Chehade, acusado de presunto tráfico de influencias, cuando una de las banderas que izó Humala como candidato fue la de la lucha contra la corrupción y el clientelismo político bajo el lema “Honestidad para hacer la diferencia”.

En conclusión, a Humala en aspectos económicos le está yendo bien; solo deberá  apretar las tuercas de la corrupción y evitar encubrir a sus colaboradores más cercanos en acciones que atentan contra la autenticidad de su gobierno.

Twitter: @jorgeuri2