Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista
La muerte de alías “Alfonso Cano”, jefe máximo de las FARC, en el operativo militar denominado “ODISEO”, se convierte en el golpe más fuerte propinado por la Fuerza Pública al grupo terrorista, que ya en tiempo pasado sufrió la baja de alías “Raúl Reyes” y la del “Mono Jojoy”.
Esta heroica acción, fue resaltada por ex presidentes, figuras públicas y miles de pobladores que ya están cansados de tanta hecatombe y que desde el gobierno de Álvaro Uribe, han visto caer una a una, las cabezas tradicionales y radicales que representaban las FARC: “Reyes” era el gran negociador; “Jojoy”, el jefe militar y “Cano”, el ideólogo. Sumándole la pérdida en mayo de 2008, de “Manuel Marulanda Vélez” o alías “Tirofijo”, que era el símbolo de la unión y el aglutinamiento de las filas subversivas, y el otro cabecilla, “Simón Trinidad”, quien se encuentra preso en EUA.
Estos exitosos operativos militares representan el inicio del fin de la Organización insurgente, que durante más de 50 años han atormentado la vida de los 44 millones de habitantes. En esta nueva era, las FARC cada más están desintegradas, los frentes actúan en forma aislada. Con relación en la ideología, han perdido la identidad, pues la misma que pregonó “Tirofijo”, desde la fundación de esta organización delincuencial; hoy termina por diluirse ante la ausencia de sus jefes históricos: Ya se puede asegurar que las FARC se convirtieron en narcotraficantes.
“Es el golpe más importante que se haya dado en la historia… es una victoria de un pueblo que está cansado de la violencia; es un triunfo de las Fuerzas Armadas, que día a día libran una lucha sin descanso para lograr la paz”, indicó Juan Manuel Santos Calderón, presidente de Colombia.
Para algunos, la muerte de “Cano” abre las puertas para unas conversaciones de paz, pero más allá de defender una ideología, las FARC tienen intereses más trascendentales: Son secuestradores profesionales, se soportan por el negocio del narcotráfico y destrozan diferentes territorios. Solo queda para este débil grupo delincuencial, el cese definitivo de sus actividades y la entrega voluntaria de guerrilleros, sobre todo cuando están más desorientados y desmoralizados.
“Es evidente que la soledad acompaña al secretariado de las FARC, lo comprobamos con el operativo Odiseo, ya que “Alfonso Cano”, estaba asegurado con pocas personas, lo que facilitó el operativo en las montañas caucanas”, explicó Juan Carlos Pinzón, ministro de Defensa Nacional.
Tal como ocurrió en España, con la ETA; el mensaje está claro: Al poder no se accede a través de las armas, ese camino debe labrarse con un debate argumentado, la fortaleza de las instituciones democráticas y la consolidación de la sana convivencia en el país.
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