Por Rodrigo Llop.
Benny se pierde en un pensamiento profundo mientras fijamente mira la nada. En pocos días, Alan se convirtió en el estandarte de Apotenco. Todos saben quién es, todos le dan seguimiento y todos están interesados en que pasa con el niño. Por lo pronto está en un alberge del DIF. La esposa del Presidente se hizo cargo de él personalmente. En el fondo es el mejor capital mercadológico a la mano. La jerarquía no permitió que el gober Seboso sacara ventaja de ello. La extraña fortuna de Alan se centra en que no estaba en casa cuando sucedió el alud a diferencia de toda su familia. Padre, madre y hermanos murieron sepultados en su humilde casa, al igual que la abuela. No hay parientes cercanos, sólo algunos conocidos. Alan habla poco español y eso complicó las cosas enormemente, en un principio no hubo forma de comunicarse con él. Ahora, en el alberge del DIF, recibe las atenciones necesarias y está mejor. ¿Quién sabe hasta cuando?
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