Por Rodrigo Llop.
-“Bien, pues estos son los hechos: más del 80% de la pequeña comunidad quedó sepultada en un lodo espeso. Lo que el gobernador calificó como ‘algunas casas’ es casi todo el pueblo. ¡Ni siquiera son cuantificables las pérdidas! Las 17 muertes oficiales que reporta el gobernador están más cerca de las 60, según reportan los habitantes. Por fortuna no sucedió en la noche o las fatalidades hubieran peores. Muchos lograron resguardarse cerca una zona arbolada.” –comenta Alex.
-“¿Cómo conseguiste esta información?” –cuestiona Catalina.
-“Estuve ahí el fin de semana. Llevé varios garrafones de agua, medicinas y algunas cobijas que conseguí. La Cruz Roja enviará un cargamento pequeño en la semana. El ejército no se aparta.”
-“¿Qué más hace falta? –pregunta Benny
-“Desde mi punto de vista, que se vaya el gobernador, pero duda que puedas ayudarles con eso Benny.” –contesta Alex. “La cantidad de lluvia fue brutal, efectivamente. Como dijeron los reportes meteorológicos, nada había que hacer al respecto. Pero el problema no fue ese. Algo que no comentaron los noticieros es que a escasos kilómetros cuesta arriba, construyeron un campo de golf, obviamente con un fraccionamiento de lujo. La construcción se llevó hectáreas y hectáreas de árboles que no solo sostenían el cerro que sepultó a Apotenco, si no que a demás sostenían la economía de muchas familias. El complejo ayudó en nada a la comunidad de Apotenco o a alguna otra comunidad cercana.”
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