Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista.
Unos lo llaman el Chávez peruano, otros lo relacionan con Lula; lo cierto es que el nuevo presidente del Perú, Ollanta Humala, gracias a su elección hizo caer la bolsa de Lima. Y es que la confianza de la nación inca está por el suelo, pues para ellos la llegada de Humala al Palacio de Gobierno, representa una situación parecida a la de Venezuela con Chávez: Represión y nacionalizaciones.
Ollanta en su afán de obtener el poder, cambio su propuesta y la comparó con la desarrollada por Lula. Es el segundo de siete hermanos, hijo de los ayacuchanos Isaac Humala y Elena Tasso. Su padre fundó el movimiento etnocacerista que aboga por la supremacía de la “raza cobriza” y de la identidad incaica por sobre el hombre blanco.
El limeño que hoy se convierte en presidente, escogió la carrera militar, en honor al significado de su nombre: “El guerrero que todo lo ve”. Humala, a principio de los 90s, combatió a la guerrilla de Sendero Luminoso, y fue por esas acciones militares, que enfrentó una investigación por violaciones a los derechos humanos.
Comenzó su carrera militar en 1982, cuando entró al igual que su hermano Antauro, a la Escuela Militar de Chorrillos “Crl Francisco Bolognesi”. Y con su hermano protagonizó el levantamiento que junto a algunas decenas de soldados lideraron en el 2000, contra el régimen de Alberto Fujimori.
Su acción lo llevó a ser destituido del Ejército, y tiempo después recibió una amnistía del Congreso. Fue así como al ver que con las armas no llegaría al poder, inició sus estudios en Ciencia Política en la Universidad Católica.
Humala también estudió Derecho Internacional en La Sorbona. Volvió a Perú en 2005 y creó, junto a su esposa Nadine Heredia, el Partido Nacionalista Peruano. Al año siguiente se presentó en las elecciones de su país, pero fue vencido por Alan García, y más que el poder de García, su derrota se debió a su discurso radicalista, abogando por el cambio de los mercados, su ferviente admiración por Hugo Chávez y su tendencia socialista.
Durante los inicios de este año, Humala volvió a aspirar al poder ejecutivo, su discurso era diferente al usado hace cinco años; lo que le permitió pasar la primera vuelta, teniendo, por ende, que jurar sobre la Biblia defender la democracia y respetar la Constitución, y prometió nunca buscar la reelección. Así mismo, sus asesores brasileños le aconsejaron no criticar los modelos actuales macroeconómicos y a mostrarse como un político más de centro que de izquierda.
Por ahora, el peruano de 48 años, casado y padre de tres hijos, llegó al poder en unas elecciones polarizadas, en las que solo obtuvo el 51% del apoyo electoral y será observado con lupa por cualquier acto que atente contra el desarrollo sostenible que ha gozado Perú durante los últimos años. El reto del mandatario será enviar un mensaje de confianza y tranquilidad, tanto al empresariado como a la comunidad internacional.
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