Un tsunami de inversiones chinas en la región

Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista.

Las inversiones chinas en Latinoamérica se duplicaron en 2010 y se han solidificado en EUA, aunque en menor proporción, por algunas trabajas impuestas por el Congreso, pues según ellos, representa amenazas a la seguridad nacional.

“Las empresas chinas están devorando a las compañías americanas, desde el sector petrolero, minero, hasta los recursos naturales, hay un visible hambre por apoderarse de la producción del continente”, expresó Lina María Valencia, economista.

China era vista como un lejano inversor extranjero global, pero se estima que sus inversiones crecerán de los 230 mil millones de dólares a entre 1 y 2 billones en 2020.

“En la actualidad el país asiático representa el 8% del comercio global, y solo posee un 1.2% de las inversiones extranjeras. Su situación sería cadavérica si se compara con los 4 billones de dólares que tiene EUA en inversión extranjera. Sin embargo, sería torpe ignorar al dragón chino que con fuego se apodera cada vez más de diferentes escenarios”, explicó Maritza Agudelo, especialista en asuntos de Asia –Pacífico.

Según un estudio de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de la ONU, las inversiones directas de China en Latinoamérica alcanzaron los 15 mil millones de dólares en 2010, duplicando la cifra de las inversiones hechas en los últimos 20 años. Y expusieron que en 2011 invertirán 22.700 millones en América Latina. En EUA la cifra oscila en 5.000 millones, pero también se duplicó a comparación de otros años.

“Sus inversiones tienen varias finalidades: Primero, asegurar el suministro de petróleo, minerales, soja y otras materias primas. Segundo, quiere protegerse de aumentos de precios en el aprovisionamiento de sus productos. Y por último,  quieren pasar de ser importadores a dueños de las empresas latinoamericanas”, agregó Agudelo.

Finalmente, el expansionismo chino trae ventajas y desventajas, las cuales son controlables si en negociaciones se imponen condiciones que sean de mutuo beneficio, porque América deja que China ingrese fácilmente a sus economías, pero los amarillos ponen trabas para el acceso del empresariado americano a sus tierras.