Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Los nacionales nos sorprendimos por la declaración del Presidente Santos, asegurando que ya no hay campamentos en el vecindario. Y cómo no asustarse cuando de la noche a la mañana desparecieron los campamentos que fueron denunciados precisamente por el Ministro de Uribe, Juan Manuel Santos.
Quienes hemos sido fieles testigos de las atrocidades de Chávez y su evidente apego a la FARC y el ELN, nos deja atónicos la contundencia de Santos. “Luis Alfonso Hoyos entregó a la OEA las pruebas de 87 campamentos en los que estaban 1.500 guerrilleros; hoy, Santos declara ante los medios que por arte de magia fueron eliminados”, expresó Virginia Cifuentes, analista política.
La ciudadanía solicita al insigne Presidente, que entregue pruebas para reversar las que fueron mostradas por Uribe en julio de 2010; porque decir en la televisión española que tiene “constancia de que los campamentos que nosotros teníamos ubicados ya no están ahí”, es por demás ingenuo, irrespetuoso, y un maltrato a la dignidad de Colombia.
¿Cómo tomar por gesto milagroso la entrega de dos guerrilleros que asesinaron a infantes de la marina colombiana? ¿Se puede tildar de bondadoso a quien casi declara luto nacional por la muerte de Raúl Reyes? ¿Es perdonable que Santos diga que admira a su homólogo por entregar “narcotraficantes importantes”, como si no fuera obligación de un país democrático hacerlo?
Si las cosas están tan “hermosas”, Santos es incoherente, como Ministro se pavoneaba en la prensa acusando a Chávez por sus favores a la guerrilla; pero ahora muestra como antidiplomático que Uribe haya revelado lo que pasaba en Venezuela. Es vergonzoso para la nación, que un presidente en pro de su posicionamiento como líder regional; prefiera callar una verdad tan cruel a enfrentarse a la realidad que aqueja la guerrilla.
“Denunciamos en la OEA con documentos, videos, fotos y coordenadas la existencia de guerrillas protegidas por Chávez y un año después, el Presidente que nos representa, tira al piso tan seria acusación: ¿Qué credibilidad tenemos como Estado soberano?”, indicó Cecilia Escandón, politóloga.
Será que ya no hay campamentos de la guerrilla, pues prefirieron irse para las cabeceras urbanas de Venezuela a vivir en lujos apartamentos, o regresaron a Colombia, ya que sienten que su amenaza uribista se fue y ahora están aliados con el mandatario de la hoja de olivo, el hombre de la unidad, el sinvergüenza que prefiere entregar la dignidad de su pueblo a legitimar a los colombianos.
Follow Us!