Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Durante los últimos días, se ha notado un gran acercamiento entre Venezuela y China, al punto de Chávez asegurar que la relación entre ambos estados tiene “la solidez de la Gran Muralla”; pero, más allá de cualquier pacto económico, sobresalen gran cantidad de falencias, y ciertos riesgos que ponen en peligro el futuro de los venezolanos, quizás se llegue a la colonización china.
Hay un estrecho vínculo entre ambos mandatarios, que se evidencia en seis viajes del presidente venezolano a territorio oriental, y más de 300 proyectos bilaterales. La alianza se estima en 28 mil millones de dólares en préstamos a Venezuela y 16 mil millones en compromisos de inversión por parte de China. Y durante el gobierno de Hugo Rafael, el intercambio comercial se ha incrementado en 200 millones de dólares en 1998 a 10 mil millones en 2009.
Sin embargo, la fabulosa relación entre los pueblos no es simple casualidad, ni mucho menos se convierte en un hito para Pekín y Caracas; para nadie es secreto que Venezuela es uno de los grifos más grandes de petróleo, está situado en Latinoamérica y la influencia particular de Chávez en la región se traduce en compra de favores por petrodólares. Por ello, además de asistencias recibidas de China; Venezuela pasó de exportar al gigante asiático 40 mil barriles de petróleo hace seis años a 460 mil por día en la actualidad.
Venezuela quiere romper cualquier dependencia económica de EUA, que sopena de representar el doble de lo comprado por China, hubo niveles bajos de comercialización a la nación del norte. China entró a una zona de confort, pues está claro que los préstamos, como el del año pasado por 20 mil millones de dólares; Venezuela los pagará con el envío de petróleo dentro de 10 años.
Según fuente del gobierno venezolano, no se trata de una relación desventajosa, por el contrario, los acuerdos trascienden el petróleo para acordar cooperaciones agrícolas, en electrónica, militar, tecnológica, en ferrocarriles, celulares, barcos, entre otros.
Finalmente, y aunque el oficialismo hable de un mutualismo en las relaciones; para China es la plataforma de lanzamiento hacia América Latina, para Venezuela es el inicio de la “Chinización” de sus pobladores y la dependencia absoluta a la nación amarilla.
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