Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Millonarios préstamos, compras de materias primas, inversiones, ayudas y colaboraciones monetarias, son algunas de las acciones que implementa la segunda economía más importante del mundo para conquistar y colonizar la tierra que siempre había estado bajo la manga de los Estados Unidos.
Argentina, que por sus crisis económicas y los diferentes hechos que rondaron sus últimos años de no desarrollo, no fue atractiva para los prestamistas internacionales, tales como EUA o el BID. Sin embargo, desde el año pasado ha tenido un romántico acercamiento con Pekín; tierra amarilla que le ha entregado miles de millones de dólares para renovar su achacoso sistema ferroviario.
En el discurso de Obama, se denota un interés por evidenciar la presencia de su país en una zona plagada por los chinos y engordada económicamente, por grandes inversiones y demandas de quienes han emprendido una campaña de posicionamiento en el mundo.
Brasil y Chile han desplazado a EUA como el principal socio comercial; inclusive en aquellos territorios donde la hegemonía anglosajona aún prevalece, se siente pasos de animal gigante que respira en el cuello de los gringos y los motiva a preocuparse por el destierro de sus atractivos mercados, para incursionar en unos más modernos y con más facilidad de ingreso.
Colombia, histórico y sólido aliado de los Estados Unidos, ya confirmó que está en negociación con China para construir una línea del ferrocarril que conecte el Océano Atlántico con el Pacífico, y sea una alternativa diferente al Canal de Panamá.
Paralelamente, se espera la construcción de cinco puertos en la costa pacífica peruana, con los que los asiáticos consolidarían su sistema de transporte comercial en la región. Y pese a que aún sus transacciones mercantiles están dirigidas a los metales y bienes agrícolas, han tomado un interés de expansionismo en otras áreas de la economía.
Para sorpresa de algunos y obviedad de otros; en 2010, China se consolidó como el mayor inversor directo en Brasil, (que es la más grande economía de la región); con alrededor de 15 mil millones de dólares en proyectos que van desde una planta siderúrgica de 5 mil millones, a la compra de redes de electricidad por alrededor de mil millones de dólares.
Finalmente, se trae al escenario los estrechos vínculos que ha pactado con Venezuela, comprometiendo la futura producción petrolera para las arcas de la economía china. Los convenios bilaterales sobrepasan los 4 mil millones de dólares. Por eso hay que asegurar: América se está plagando de amarillos… de una fiebre amarilla.
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