Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Durante dos años, Venezuela y Colombia vivieron un cruce infortunado de insultos e impases, que repercutieron enormemente en las relaciones comerciales y políticas entre ambas naciones. Sin embargo, los empresarios y el gobierno colombiano hicieron bien la tarea y hoy se evidencia en el aumento del 27 por ciento de las exportaciones al Perú, del 90 a Brasil y del 30 por ciento a Chile.
Según la ANDI (Asociación Nacional de Industriales), el país con sus negociaciones en nuevos territorios, logró sustituir un 83 por ciento de sus exportaciones no tradicionales antes enviadas a Venezuela. Lo que demuestra que aunque el mercado venezolano era sumamente importante en la comercialización de productos no tradicionales en el exterior, poco a poco la expansión comercial de Colombia ha dado resultados satisfactorios.
“A los empresarios y el gobierno les tocó pellizcarse y empezar a ver para dónde cogían con sus productos. Además de Chávez cerrar las puertas al comercio; se denota un desinterés de Estados Unidos por la ratificación del TLC y el retraso en la prórroga de las preferencias arancelarias ATPDEA. Como no se puede dejar de vender, les tocó mirar nuevos ranchos y comercializar con países antes ignorados”, explicó Edgar Acevedo, economista.
Por otra parte, la ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), no es tan optimista con los resultados presentados por la ANDI, para ese organismo los industriales solo pusieron 1.900 millones de dólares en nuevos mercados, de los 4.740 millones dejados de exportar a Colombia y la Zona Franca de Cúcuta, entre diciembre de 2008 y septiembre de 2010.
Finalmente, está claro que los empresarios iniciaron una campaña de desarrollo de nuevos mercados, consolidando su accionar económico y mercantil en países como Perú, Brasil y Chile. Actos bien vistos por los nacionales, quienes siempre abogaron por el desapego de Venezuela, ya que no se puede poner tanto dinero en el futuro de un país cuyas fuerzas políticas toman decisiones apresuradas.
La innovación y la productividad les exigen al empresariado y al gobierno, siempre tener un Plan B, que en el largo plazo y con las dificultades que se pueda presentar, se pueden volver Plan A; y así cuando haya conflictos con Venezuela o países como Estados Unidos le den la espalda al mercado colombiano y le imposibilite el ingreso a su territorio; las brechas monetarias no se vislumbren en gran proporción.
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