Un presidente que lucha por su elocuencia

Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

En una noche sin mayores sorpresas, en la que la sobriedad reinó en el escenario del Teatro Kodak, de Los Ángeles. “El discurso del rey”, fue reconocido por los premios Óscar. Pareciera que la película sobre el monarca tartamudo enamoró al universo y la convirtió en la cinta favorita para ser nominada en 12 categorías. Hasta Isabel II de Inglaterra e hija de Jorge VI, se conmovió por el desarrollo cinematográfico de la historia de su padre.

En Colombia tienen un soberano que lucha por su elocuencia, este es el caso del Presidente Santos, quien desde hace pocos días sorprende a los pobladores con un discurso potencial y una gran expresividad, al punto de asegurarse: “¡Santos cómo habla de bien!”: No mira ningún papel, improvisa, dirige una mirada segura a su público, y explica con acierto los retos que le esperan al país.

Quienes lo conocen les genera sorpresa el cambio tan repentino en su elocuencia, pues desde su juventud se caracterizó por problemas de dicción, y hasta un tartamudeo que le impedía expresar sus ideas con claridad. Esta falla en su lenguaje es hereditaria, pues su abuelo Calibán y su padre Enrique Santos, fueron reconocidos por su atropellada forma de expresión y su falta de claridad en la transmisión de ideas. Eduardo Santos, hermano mayor de Enrique y ex presidente de Colombia, era el único que tenía una potencial oratoria frente a públicos.

Santos desde muy joven empezó a pronunciarse frente a grandes grupos; cuando fue nombrado como delegado ante la Organización Internacional del Café: Todas las semanas hablaba frente a un micrófono fijo, con traductores simultáneos, ante una audiencia internacional de alto nivel.

Juan estaba consciente de sus dificultades discursivas y por eso tomó clases de oratoria con un profesor inglés, ya que en Reino Unido, saber dirigirse a masas es casi un requisito. En sus años de estudiante, practicaba tanto la dicción como incorporar trucos tradicionales de los ingleses a su discurso. Todo lo anterior, llevó a formar a un Santos con excelente capacidad expositiva, más con deficiente habilidad para hablarle a la gente.

Consecuente con sus ganas de llegar a la Presidencia, Juan Manuel analizó la punta de lanza de su accionar frente al pueblo y comprendió que aunque la oratoria y los discursos poéticos, ya no hacen parte del ejercicio político, la comunicación es la clave del éxito de un mandatario. Por ello, desde su posesión como Ministro de Comercio Exterior, decidió ser un experto en el manejo del teleprompter; este instrumento que ha enriquecido la soltura de los periodistas, reduce la exigencia de memorizar libretos y los lleva a ser más astutos en la lectura inmediata de textos.

El telepromter da la impresión de que el orador improvisa su discurso. Consiste en dos paneles transparentes que se ubican a los lados del expositor, y muestra textos en forma lenta y con letra grande. Esto solo lo ve quien habla, pues el público lo único que observa, y casi nunca percibe, son dos delgados soportes metálicos que sostienen dos láminas de vidrio.

Juan Manuel convencido de la importancia de su reputación e imagen; delegó a todo un equipo este aspecto de su ejercicio como líder, ellos elaboran sus discursos con dos semanas de anticipación, y después de indagar sobre el tema. Convencido de entregar un discurso contundente pero corto; Santos pide que sus textos no sobrepasen los 20 minutos y muchas veces se los lleva para su casa, en donde los lee, los corrige, les suprime elementos, les agrega anécdotas y los analiza con el fin de que siempre tengan la misma línea discursiva desde su posesión como Jefe de Estado.

Finalmente, se sabe que Santos además de todas estas estrategias, también toma clases de expresión oral y corporal, del lenguaje de su cuerpo, su postura y presencia física. Lo anterior revela que al igual que Jorge VI, quien luchó por su elocuencia; Santos quiere refinar su comunicación y a la par del monarca inglés, demuestran que detrás de un excelente discurso, hay miles de hora de trabajo silencioso y todo un equipo a la vanguardia en comunicación.