Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Dicen que las comparaciones son tormentosas, y muchas veces generan malestar. Pero ante los últimos hechos de estos días, es prudente decir que a Santos le ocurrió lo mismo que le pasó a Pastrana, cuando Tirofijo lo dejó sentado en plena mesa de negociación y no asistió por temor a un atentado. Y los colombianos lo veíamos venir: Tanta condescendencia, tanta unidad nacional, solo se traduce en que le metan los dedos a la boca para trasladar de un lugar a otro al cabecilla de la FARC: Alfonso Cano.
Pero bueno, todos sabían que ante las condiciones exigidas por la FARC, que pasaron de ser Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia a Fuerzas Armadas de Recolectores y Comerciantes de Coca… ína; las famosas liberaciones por cuentagotas, solo eran la oportunidad de lograr un minidespeje, y la apertura del camino para llevar del acorralamiento a un lugar seguro a Alfonso Cano.
Y la cómplice de esta descarada hazaña fue Teodora de Bolívar, más conocida en el mundo como Piedad Esneda Córdoba, embajadora Política de la FARC; destituida del Congreso Nacional, por sus posibles nexos con los narcoterroristas. Pero si Santos no sabía a qué atenerse, está mostrando su obsoleta estrategia militar.
Santos: estaba claro que Alfonso Cano quería salir de su trinchera, porque sentía pasos de pie agigantado detrás de él, y los bandidos esos, solo vieron la oportunidad precisa de decir que liberarían a varios secuestrados, en lugares y momentos diferentes. Ahora que no llore Juan Manuel delante de los medios, ni se muestre molesto por la estratégica jugada que le hizo Cano.
Él fue el que auspició el festín de la guerrilla y el sinsabor que dejan las liberaciones. “Piedad se equivocó al pedir públicamente un permiso, y eso no tiene sentido. Yo a ella le dije que la esencia es la prudencia y esa no es la forma”, declaró Santos Calderón ante los medios.
Ahora salen con un discurso patético a decir que las FARC entregaron mal las coordenadas, pero no fue las FARC, fue el gobierno el que leyó mal la información, el que no ha hecho lectura de lo que implica la política de Estado de Seguridad Democrática; y por eso es que desde su posesión, Santos en su afán de apuntarle a la Unidad Nacional, de ser el presidente de la flor del olivo, de tener contento a todo el universo; ha cometido errores, ha acolitado sinnúmero de atrocidades y se distancia del objeto que produjo su elección por parte de 9 millones de colombianos: La Seguridad.
A Santos le pasó lo mismo que Pastrana, pero está a tiempo de hacer correctivos, de no ser tan asequible con los payasos del escenario político, de impedir que el peón se nos vuelva a convertir en el rey del juego. Las FARC fueron acorraladas por 8 años, es inexplicable que se retroceda a 1998, cuando ese grupo armado lideraba la seguridad del país. “Ni un paso atrás”, pregonaba Santos en plaza pública, entonces ¿Por qué sentimos que ya se han dado muchos pasos atrás?
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