El Presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías, a través de la Asamblea Nacional, le dio otro golpe a la democracia en Venezuela, gracias a una Ley Habilitante, otra más, que le otorga superpoderes para gobernar sin control durante 18 meses. Usando como excusa la emergencia invernal, el Jefe de Estado cobra la derrota política que sufrió en septiembre pasado y condena a su país a una dictadura; aunque muchos se preguntan ¿Es el inicio o la continuidad de la tiranía chavista?
“Hay presidentes en Suramérica que se levantan a las 5 de la mañana a planear las diferentes maneras de expropiar y convertir la propiedad privada en una empresa nacional”, expresó en España, Álvaro Uribe Vélez, ex presidente de Colombia. Y pareciera que no solo Chávez se levanta a determinar como nacionalizar lo privado, sino a buscar formas de legislar una nación de manera autónoma; sin intervencionismo de otros estamentos políticos de Venezuela.
Al Presidente Chávez recibir la Ley Habilitante, la Constitución del vecino país se reduce a un libro de bolsillo; un golpe al Estado de Derecho y a la democracia en Venezuela. Sin embargo, los sucesos hay que saberlos definir: Hugo Rafael secuestró al Poder Legislativo para desconocer la voluntad popular que se expresó el 26 de septiembre, cuando los habitantes de su pueblo decidieron renovar en las urnas casi la mitad de la estructura de la Asamblea Nacional, que en los últimos años ha sido un apéndice del Socialismo del Siglo XXI.
Ahora bien, ¿Los que aún dudaban de las intenciones del “Comandante” de convertir a Venezuela en otra Cuba, les queda claro que dentro de los poderes que tendrá Chávez en los próximos meses están los de decretar el cierre de bancos, acabar con la propiedad privada vía expropiaciones; restringir el uso de Internet, castigar a los partidos políticos, cerrar medios de comunicación, fijar nuevos impuestos y emitir moneda sin ningún tipo de control? Si señores, el maquiavélico presidente aboga por soluciones al invierno; pero sus acciones se convierten además de una ola invernal, en el peor huracán que azotará esa nación latinoamericana.
Este golpe al Estado se da a pocos días de la posesión de la renovada Asamblea Nacional, un organismo que perderá vigencia durante 18 meses y se convertirá en un estamento diplomático poco útil ante las acciones del padre del mal llamado Socialismo. En una de sus locuciones, el mandatario venezolano determinó que con la “batería de decretos” que tiene preparada para cuando entre en vigencia la Ley Habilitante, supuestamente reducirá la brecha de pobreza de los venezolanos, de aquí a 2020. Por tanto, Chávez será el eterno candidato presidencial de la hermana nación y quizás, el Fidel Alejandro Castro de Sudamérica.
Mientras tanto, vuelve y juega el silencio de los inocentes
Infortunadamente, como suele pasar, los organismos internacionales no sirven para nada, ni siquiera la ONU, la OEA, UNASUR, ni Estados Unidos, ni Europa. En el vecindario todos prefieren quedarse callados. Simplemente, EUA exige, de forma tímida, garantías para la oposición, y España sigue tratando de proteger los intereses políticos de sus empresarios; sobre todo de las entidades bancarias que tienen sedes en dicho territorio.
Aunque el Presidente y sus lacayos asambleístas, han declarado que no violan la Constitución, es claro para cualquier humano que esta cuarta Ley Habilitante que se le aprueba al Jefe de Gobierno, atraca las funciones más significativas al ente legislativo y propina un “golpe de Estado” a quienes asisten a las urnas para decidir el futuro político de su país.
Más que ser un movimiento político para enfrentar la emergencia invernal que azota esta nación, el poder sin límites de Chávez deja a su territorio con el agua al cuello en materia democrática. La profunda crisis económica y de seguridad que vive Venezuela es un aguacerito comparada con el desastre institucional por el que camina, gracias al fuerte ciclón que lidera el Jefe de Estado más polémico de la historia.
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