El hecho de que Hu Jintao, presidente chino, visite la Casa Blanca; marca un nuevo hito en las relaciones con Estados Unidos y pone en Barack Obama, la iniciativa de reducir las asimetrías comerciales con el gigante asiático. Se cumple una cita con la historia, que para algunos es necesaria, pero para otros es un choque entre los desafíos en materia de derechos humanos y seguridad.
Son dos rivales universales e históricos, que han tenido serias diferencias en aspectos democráticos, políticos y sociales; pero que para amansar los temas económicos, prefieren mostrarse como los mejores “amigos –enemigos” de la historia. Y es que tanto para las empresas, como los países, es necesario darse sonrisas y apretones de manos con los rivales, tal es el caso de Barack Obama y su homologo Hu Jintao, en su visita de Estado a la Casa Blanca.
Es un hecho trascendental, en primera instancia, porque Obama reconoce que gran parte de su agenda exterior y liderazgo mundial, no yace netamente en lo político ni diplomático, sino que llega a los límites de la economía; en segundo lugar, Jintao sabe que para llamar la atención debe acercarse a una nación que tiene serios enfrentamientos con Irán y Corea del Norte, y un poder especial en Latinoamérica.
El respeto mutuo ha sido la bandera de las relaciones bilaterales entre los dos gigantes, que buscan la supremacía y evidencian que son dos polos opuestos, que se necesitan entre sí para lograr su posicionamiento y liderazgo económico en el mundo. Mientras en temas democráticos y de derechos humanos ambos guardan distancia, en deseos de poderío y avances políticos, se acercan y se dan la mano: “Para Obama y sus aspiraciones reeleccionistas en 2012, lo llevan a tener un acercamiento con China, mientras el líder de Oriente, quiere posicionamiento antes de dejar su poder al vicepresidente Xi Jinping, el próximo año”, dijo Hernán Mejía, analista Político.
Así mismo, ambos unidos y distanciados, no tocan temas trascendentales como la profunda crisis económica mundial de 2008, ni los riesgos para la seguridad global que significa la carrera nuclear y el terrorismo en Asia y Medio Oriente; pero si aprovechan para mostrar tonos de acercamientos: “Obama reclama el desmonte de las medidas proteccionistas de la moneda china, y Jintao prometió aprovechar las oportunidades de trabajar hombro a hombro para forjar un futuro más armonioso en las relaciones; lo anterior son signos de un mutualismo: Todos sacan provecho pero ahí mantienen la rivalidad”, agregó Mejía.
Lo más significativo y sorprendente del encuentro, es que el líder chino reconoció ante el mundo que en materia de derechos humanos, uno de los temas más trascendentales entre los dos países, hay todavía mucho por trabajar y son enormes los desafíos. Por su parte Obama habló del caso de represión en el Tíbet, pero se guardó silencio sobre la situación de Liu Xiaobo, nobel de Paz, que sigue recluso.
La pregunta que se plantean muchos analistas, es si se pondrá por encima de los derechos humanos y el respeto a la vida y la dignidad del hombre; los temas económicos en el mundo; y si estos países, uno que supuestamente aboga por la libertad y la democracia y el otro se sumerge en un comunismo; seguirán abonándole al desarrollo del mundo en aspectos comerciales o mantendrán una competencia ideológica marcada.
Lo cierto es que la globalización trasciende la inteligencia emocional; y para los líderes actuales, es más significativo los avances monetarios y la mejoría de la economía, que la lucha por la defensa de los derechos humanos.
Follow Us!