La Juana de Arco de la Guerrilla inicia su mandato en Brasil

Por Jorge Uribe PiedrahítaComunicador Social/Periodista Colombia 

¿Quién se podría imaginar en 1970, que una mujer perteneciente al comunismo brasileño, condenada por un tribunal militar, torturada en la cárcel e importante cabecilla del grupo insurgente Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares; asumiera en 2011 uno de los cargos más importante de América Latina: La Presidencia de la octava economía más significativa del mundo?Dilma Vana Rousseff, economista, ex guerrillera, miembro del Partido de los Trabajadores y ex jefe del Gabinete de la Presidencia de la República en el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva; es la primera mujer presidente de Brasil y quien legislará durante los próximos cuatro años.En una ceremonia a la que asistieron jefes de Estado de la región, el Príncipe Felipe de Asturias, la Secretaria de Estado de EUA, Hilary Clinton, y otros personajes mundiales; se posicionó la Dama de Hierro de Lula da Silva.Esta mujer de 63 años de edad, deberá de sostener la proyección internacional más trascendental del país carioca impulsada por su antecesor y que deja a su nación con una visible solidez democrática y el mejor crecimiento económico alcanzado en los ocho años de su Gobierno.

Dilma es una mujer guerrera, que llega a su nuevo cargo con 73% de aprobación, pero al igual que Juan Manuel Santos Calderón, debe lidiar por una gestión de continuidad marcada por su sello personal, pues muchos piensan que Lula seguirá legislando a través de su pupila, después de que de los 25 ministros en función, 11 permanecerán en la dirección de los organismos.”Muchos aseguraron que Uribe mandaría a través de Santos, pero Juan Manuel ocupó su cargo y empezó a transformarlo hacia su estilo gerencial. Así va a pasar con Rousseff, muy pronto veremos cómo gobernará la primera mujer brasileña en llegar al poder presidencial”, expresó Andrés Rolando Páez, dirigente político.

Los retos de la sucesora de Lula

Brasil se ha posicionado como una potencia emergente en el mundo, por esta razón la nueva mandataria debe analizar muy bien el futuro comercial de su país. Por una parte, el panorama es alentador al saber que es economista de profesión y ha ocupado cargos gubernamentales en los que ha cimentado fama de pragmática y eficiente.

Ella recibe un país con un fuerte crecimiento y una política de sostenibilidad sin igual.Sin embargo, muchos aseguran que el crecimiento de la nación carioca no será tan acelerado como en el de su antecesor, y para muchos observadores Brasil desacelerará su crecimiento del 7,5% alcanzado este año, a un 4 ó 5%.

Rousseff también debe controlar el llamado “costo Brasil”, que ha creado una falsa nube sobre los productos brasileños y por ende, la disminución en el atractivo de los mismos en los mercados internacionales.

A su favor tiene una economía interna envidiable que ha permitido que más de 30 millones de habitantes superen la pobreza y se imponga la clase media en esta nación.Por otra parte, es bien conocido en el mundo que Lula ante sus deseos de posicionar a Brasil e impulsar la clase media en su país, creó una deuda social que heredó a su ahijada política. Su nación tiene gran analfabetismo (sólo se redujo en dos puntos en los últimos siete años y es de casi 10%, lo que significa que hay 14 millones de brasileños que no saben leer ni escribir) y una desigual distribución de la riqueza.Paralelamente, debe lograr que el ingreso per cápita se equipare con el de otros países cuando Brasil ocupa el puesto 72 en el ranking del Banco Mundial detrás de pueblos como Argentina o México pese a ser la octava economía del planeta.Así mismo, la importancia que adquirió Brasil en el concierto internacional lleva a que juegue un papel más protagónico en temas coyunturales.

En cuestiones internacionales, la nueva gobernante debe evidenciar su posición frente a Irán y su programa nuclear: Su antecesor trató de crear lazos con este país, pero para Dilma será complicado sobre todo cuando su principal crítica ha sido contra los estados que no respetan los derechos humanos y ejercen prácticas como lapidación de mujeres adúlteras.Finalmente, se deberá esperar la transición gubernamental, Brasil recibe una mujer con sensibilidad social, una madre que deberá maternizar su relación con los habitantes, seguir demostrando que su país está para cosas grandes y evidenciar una cara amable para la imagen que debe adquirir ante el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016.