Jorge Uribe Piedrahíita
Comunicador Social/Periodista Colombia
Los últimos días fueron ilustrados con las filtraciones a la inteligencia de EUA, que además de convertirse en un ciberterrorismo, evidencia las falencias que tiene este país frente a la privacidad de sus investigaciones. Colombia no fue ajena a las publicaciones de Wikileaks; pues se emitió importante información de la seguridad del país. Sin embargo, muchos de los datos encontrados en los documentos, no son nuevos ni para la nación ni para el mundo.
Pareciera que lo revelado fuera la confirmación de lo que todo el universo sabe: El mundo le teme a Irán en sus acciones armamentistas; Chávez está loco; Pekín piensa que Corea del Norte pierde fuerza y terminará unido a su enemigo del Sur; el Príncipe Carlos no es tan respetado como la Reina Isabel II; Nicolás Sarkozy tiene un estilo autoritario; el presidente ruso Dmitri Medvédev es el Robín de Batman Vladimir Putin; Silvio Berlusconi es un líder europeo irresponsable, vano e ineficaz; que se muestra débil por sus salidas nocturnas; y Ángela Merkel es una política aburrida. ¿Acaso estas afirmaciones no es lo que piensa todos los continentes?
Según lo emitido por Wikileaks, en un cable del 13 de noviembre de 2009, Lisa Kubiske, encargada de negocios de EUA en Brasilia, relata una conversación que sostuvo con Nelson Jobim, ministro de Defensa del país carioca. Según esa información, Jobim “prácticamente reconoció la presencia de las FARC en Venezuela” y aceptó que reconocer públicamente dicha presencia “arruinaría las posibilidades de Brasil para mediar entre Chávez y Uribe”. Cómicamente, para Brasil, según lo informado “el centro de la potencial inestabilidad de la región” es Colombia.
En primer lugar, queda claro que Brasil conocía y validaba el hospedaje y los campos de descanso que Hugo Rafael Chávez Frías les ofrece a la FARC y otros grupos terroristas. Seguidamente, Lula se hacía el “bobo” para no lesionar su estabilidad política y su posición en la región. Por último, porque a pesar de que Chávez fuese el anfitrión de la guerra, se determinase que Colombia es el foco de riesgo para América del Sur.
Sin embargo, no debe ser sorpresa para el mundo, ni mucho menos para Colombia. Tanto Lula y su sucesora Dilma Rousseff son de tendencias insurgentes, la última fue guerrillera durante la década de los 70 y su elección causó júbilo y fiesta en las montañas de Colombia, cuando las Farc lanzó elogios a la Dama de Hierro de Inázio.
En otro cable del 27 de febrero de 2009; Jonathan Farrar, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, denuncia que el gobierno cubano permite a terroristas de las FARC, ELN y ETA “disfrutar de descanso y relajo, así como de recibir cuidados médicos y otros servicios”. Además, el funcionario asegura que los miembros de la ETA que asesoran a las FARC han pasado tiempo en Cuba, y que incluso, algunos tienen a familiares en el país. Hecho que tampoco nos sorprende pues para la familia Castro Ruz, todos esos terroristas y violentos, son hombres de política que quieren transformar el Estado y convertirlo en un mundo de igualdad, tal y como se vive en Cuba, que para Fidel Alejandro, es un paraíso terrenal, donde todos, supuestamente, reciben lo que se merecen.
En otras palabras se confirma que, sopena de que Fidel Alejandro y Hugo Rafael, asegurasen y jurasen públicamente una y otra vez que no darían refugio al terrorismo que azota a Colombia, si alojen en sus tierras a personas que flagelan los pueblos y destruyen a cada paso los territorios.
Eso no es todo. En varios cables, enviados entre 2006 y 2010, la Embajada de EUA en Venezuela reporta a Washington que “oficiales de inteligencia cubana tienen acceso directo a Chávez” y que “frecuentemente le proveen informes de inteligencia no revisados por oficiales venezolanos”. Tampoco es información nueva, para Hugo son importantes las alianzas con Cuba; es más, aseguró que uno de sus grandes cómplices en la lucha contra la pobreza era el gobierno cubano, liderado desde la sombra por el cadavérico Fidel.
Como se ha visto durante los últimos años, la impunidad con los vecinos es respaldada por el silencio de los gobernantes, quienes prefieren preservar los intereses propios que condenar los favores hacia grupo terroristas. Y bueno, como suele pasar en la vida real: Ese es el nuevo mejor amigo de Juan Manuel Santos Calderón, quien también parece jugar el mismo estilo de Lula y los vecinos: Abonarle al silencio en vez de pronunciarse sobre lo que todos saben y exigir la legitimidad del Estado colombiano.
No es hora de asustarse, pues es preocupante que el aliado histórico, político, social, cultural y económico de Colombia: Estados Unidos, conozca todas estas realidades y se haga “el inocente” frente a esta situación y todos sigan actuando en la película llamada “El silencio de los inocentes”.
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