Ni los ricos ni los pobres, se han salvado de la temporada de invierno en Colombia. Todo el país se sumerge en un estanco de agua causado y alimentado por los torrenciales vendavales de los últimos días, que ya deja miles de muertos y millones de damnificados. En el panorama nacional solo se vislumbra deslizamientos, muertes, destrucción y las falencias que tiene el territorio colombiano en cuando a infraestructura y calidad de vías.
En Bogotá, capital de Colombia; el Alcalde Mayor de la ciudad, Samuel Moreno, declaró alerta naranja por la temporada de lluvias, en la que miles de viviendas se han desvanecido y otras quedaron inhabitables al ser ocupadas por el agua hasta tocar el techo. En Medellín, todos los días se presentan lluvias, con caída de árboles; y una de sus principales vías quedó sin tránsito después de que un derrumbe destruyese un extenso tramo de la carretera. En la zona costera del país, la situación es desalentadora, luego de que muchos sitios quedaran inundados por el desbordamiento del río Magdalena.
Y si se analizase departamento por departamento, ciudad por ciudad; seguro que se encontraría algún problema causado por las violentas lluvias acompañadas de vientos feroces que arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Colombia está en jaque por el clima y su gobierno lo reconoce, es más, el Presidente Juan Manuel Santos Calderón tuvo que viajar anticipadamente desde Argentina, donde se celebró la cumbre de jefes de estados de la UNASUR, y cancelar muchos eventos de su agenda por la preocupante situación que aqueja al estado colombiano.
Así mismo, la solidaridad del pueblo se ha denotado y es por esto que se realizan en las principales ciudades telemaratones y proyectos especiales para recaudar fondos que permitan auxiliar a aquellos a quienes las lluvias les han robado todo, inclusive muchos han perdido a sus seres queridos. Millones de viviendas destruidas, deslizamientos en las cabeceras y zonas rurales, y el trabajo de rescatistas, son los actos principales que intervienen en el inicio de la temporada navideña para el país.
Sopena de ser manifestaciones inevitables de la naturaleza, si es preocupante que Colombia no esté preparada para asumir este tipo de calamidades: Las falencias en infraestructura, la escasez de análisis para construir carreteras, viviendas u otras obras civiles y la poca inversión, son las primordiales críticas que se reciben en este momento. Por ahora, solo el aporte de los países vecinos, y la contribución de aquellos que no les aquejan las conocidas catástrofes, permitirán suavizar los terribles acontecimientos que se han vivido últimamente.
Por otra parte, el Presidente de la República, dijo que el Gobierno estudia qué Estado de Excepción se puede declarar para atender las emergencias generadas por la fuerte ola invernal que azota al país. Así lo indicó luego de hacer un sobrevuelo por el sur del Atlántico, una de las áreas más afectas de la nación.
“Le he dado instrucciones al Ministro de Hacienda (Juan Carlos Echeverry) para que reúna a los juristas y nos den una recomendación sobre qué Estado de excepción podemos declarar para tener todos los instrumentos a nuestro alcance, para poder afrontar esta tragedia que infortunadamente se ha venido creciendo”, dijo el Mandatario.
Añadió que “la tragedia que estamos viviendo no solamente en el Atlántico sino en todo el país no tiene precedentes en nuestra historia. Se calcula que va a haber más de dos millones de damnificados, eso es tres o cuatro veces en tamaño el número de damnificados del terremoto del Eje Cafetero ocurrido en 1999”.
Por ahora, debemos esperar a que la naturaleza se solidarice con los colombianos, quienes desean vivir una Navidad en paz y esperar a que el 2011, sea un año con mejores proyecciones y sin tantos daños materiales y humanos como los generados en este último semestre por la jornada de vendavales y fuertes lluvias.
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