Que no callen la voz del pueblo

Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura; define al periodismo como “El mayor garante de la libertad, la mejor herramienta de la que una sociedad dispone para saber qué es lo que funciona mal, la forma para promover la causa de la justicia y para mejorar la democracia”. Sin embargo, en países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela han implementado acciones para callar la voz del pueblo.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); que desarrolló su 66 Asamblea General en la ciudad mexicana de Mérida, denunció sin reparos lo que hasta hoy identificamos como “abusos continuados” de varios gobiernos de América Latina por regular el funcionamiento de los medios de comunicación y censurar o modificar la información.

Esta práctica indecente e inaceptable pone en una cuerda floja el desarrollo profesionales de quienes con respeto llevan a cabo la labor de informar. El SIP, que agrupo a 1.300 diarios de la región, aseguró que muchas iniciativas gubernamentales en la región “son intentos evidentes para controlar y limitar el libre flujo de información”.

Los casos son evidentes en los mal llamados gobiernos socialistas y en aquellos donde los tiránicos mandatarios quieren imponer su hegemonía política. La SIP lo define como “el acoso judicial y la utilización de la publicidad oficial como herramienta para premiar y castigar a los medios”, un ejercicio que es común en Argentina, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Venezuela.

En Bolivia la Ley contra el Racismo y contra toda forma de discriminación aprobada recientemente por el gobierno de Morales, pese a que su objetivo es impedir el racismo y la discriminación; “limita de hecho la libertad de prensa”.

En Argentina la situación es compleja, pues se ha producido “una campaña oficial contra la prensa que ha incluido insultos e intentos por penalizar a los directores de medios y periodistas, así como el acoso administrativo y judicial contra los medios independientes”.

En Venezuela, la intolerancia de Chávez, llevó al cierre de varios canales tradicionales y a la persecución política y judicial contra directores de medios.

Finalmente, es alarmante que en los últimos seis meses hayan asesinado a 14 periodistas en la región; convirtiéndose el vandalismo y la inseguridad en grandes factores que ponen en peligro el ejercicio periodístico.

Si bien algunos medios tratan de contrarrestar el verdadero sentido del periodismo; es injusto que esta profesión se arriesgue a sufrir los flagelos y a tener por principales enemigos los presidentes de cada país. Por favor, no callen la voz del pueblo…