El pueblo petrolero de América está dividido

Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

El pasado domingo, los venezolanos acudieron a las urnas para elegir a sus representantes en la Asamblea Nacional, tras los resultados, sopena de que Chávez no perdió su mayoría en este organismo, la oposición ganó un tercio de los diputados y asegura que son la nueva mayoría política que buscará contrarrestar la “revolución socialista” del Presidente.

Hugo Rafael Chávez Frías, obtuvo la mayoría del legislativo, pero no conservó las dos terceras partes que permiten aprobar leyes orgánicas y designar otros poderes del Estado, tales como los magistrados del Tribunal Supremo y la Fiscalía; sin necesidad de negociar con otras fuerzas políticas.

En el ambiente se siente un sabor a derrota para el oficialismo, después de que los simpatizantes de la oposición vitoreaban “somos mayoría, somos mayoría”. Ellos recibieron el 52% de los votos, lo que se traduce en la segunda derrota del mandatario en las 13 elecciones celebradas desde que asumió el poder en 1999. Siendo la primera el referendo que buscaba implementar en 2007, para perpetuarse en el poder.

CNE confirmó la victoria opositora en el voto nacional, que demuestra la baja en popularidad de Chávez, y el desequilibrio del sistema en la asignación de escaños. El Consejo Nacional Electoral (CNE), sólo publicó los resultados en las zonas donde la tendencia es irreversible, asegurando que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), consiguió al menos 94 de los 165 diputados en juego y la oposición 60, mientras que el discrepante oficialista PPT alcanzó dos lugares.

Aún faltan por definir nueve diputados por lo reñido de la votación, que podrían dar al oficialismo los tres quintos de las curules y la posibilidad de otorgar al mandatario poderes especiales para legislar por decreto temporalmente. Sin embargo, este evento democrático se convierte en una chuzada en el talón de Chávez, cuando él mismo aseguró que la jornada era el preámbulo a las elecciones presidenciales de 2012, donde buscará una nueva reelección por seis años.

La oposición tiene que estar alerta

Para la oposición este es un triunfo contundente, que se suma a los avances electorales que derrocó la propuesta de reforma constitucional de 2007 y ganar importantes gobernaciones y alcaldías en 2008.

La oposición debe aprovechar la baja en el respaldo del Presidente, sucedido por el fracaso de sus normativas para controlar la criminalidad en Caracas y las principales ciudades de la nación; la inflación más alta de Latinoamérica; la crisis energética del país; la hipoteca del futuro de los venezolanos con el préstamo a China, que será pagado con producción petrolera de los próximos años; y la severa crisis económica que hundió a Venezuela en una recesión.

El “inteligente” de Chávez tiene varias cartas bajo su manga: Por un lado, si logra 99 puestos en el organismo legislativo; puede solicitar una ley habilitante para gobernar por determinado tiempo; igualmente, la posesión de los representantes es en enero, tiempo suficiente para desarrollar leyes que tiene en su agenda y traspasar poderes políticos en su país.

“De este mandatario se puede esperar cualquier cosa; ha nacionalizado cantidad de empresas, puede volverse tirano de la noche a la mañana y hacer ajustes constitucionales sin tener en cuenta al pueblo e imponiendo su hegemonía; además, dar vía libre para acciones democráticas en las presidenciales de 2012”, explicó Ana María Botero Restrepo, analista política de Colombia.

“Por ejemplo, cuando fue derrotada la reforma constitucional de 2007, Chávez aprobó por leyes orgánicas muchas de las alteraciones propuestas en su referendo; al punto de robarles competencias y presupuesto a los gobernadores y alcaldes de la oposición”, agregó Botero.

Aunque la oposición no es más fuerte que el oficialismo, debe comercializar su imagen en pro de su subsistencia, debe capitalizar lo alcanzado hasta hoy y mostrarse como una fuerza imponente en el país del petróleo.