Rafael Pardo, el candidato de un Partido en extinción

por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

Faltan pocos días para que Colombia entre en una jornada electoral, que quizás es la más incierta de las últimas décadas por tener entre sus aspirantes, líderes de trayectoria con elementos negativos y positivos. Se inicia la muestra de los candidatos más importantes de estos comicios con un hombre que le falta carisma, pero posee buenas ideas. Su abuelo materno, el célebre educador y escritor bogotano Tomás Rueda Vagas, lo describe como “tímido, terriblemente tímido, cruelmente tímido”.

Esto le ha implicado a su grupo de trabajo implementar tácticas de campaña, en la que se le nota presionado al aspirante a abrazar y saludar a los colombianos. Para muchos analistas Pardo es un candidato que pudo ser presidente en la década de los 50, cuando lo más importante era tener un líder inteligente, más que un ser mediático.

Este bogotano de 56 años, de familia de intelectuales, y economista de la Universidad de los Andes, nunca tuvo en su mente ser presidente de Colombia; en sus intereses estaban los estudios en crecimiento y desarrollo económico. Se especializó en Suiza y se forjó en la academia, como docente universitario. Fue primero, Director del Plan Nacional de Rehabilitación, programa con el que se atendía las zonas azotadas por la violencia en la época de los 80.

Sobresalió como Consejero de Paz en el gobierno de Virgilio Barco, cuando se puso en marcha la negociación con el M-19, el EPL y otras fuerzas insurgentes. Cuando César Gaviria Trujillo fue presidente, Pardo ordenó el primer fuerte bombardeo a las FARC, por no querer participar en la Asamblea Constituyente, en la que se determinó la nueva Carta Magna del país. Para muchos este suceso motivó la vinculación del grupo guerrillero al narcotráfico, para Pardo era un suceso inevitable, pues los financiadores de las FARC era los socialistas que habían caído con el Muro de Berlín.

“Fue el primer ciudadano no militar designado como Ministro de Defensa, en ese entonces pronosticó que acabaría con las FARC en 18 meses y erró en el cálculo; su gran logro fue la captura y posterior asesinato de padre del narcotráfico Pablo Escobar”, explica Edgar Castelblanco, historiador político.

En 2001, fundó el movimiento político Cambio Radical, con el que llegó al Senado de la República, allí tomó la decisión de vincularse con el Partido de la U, pues vio en un Uribe un aliado interesante, por eso apoyó la candidatura de éste y fue uno de los partidarios de su reelección. Finalmente se separó del Presidente, cuando iniciaron los procesos de desmovilización con los paramilitares, de allí llegó de nuevo al partido de su nacimiento: El Liberalismo, donde logró ser electo como candidato único de la colectividad.

A pesar del esfuerzo que le ha impregnado a su vida política, para renovar los ciclos actuales, Pardo tiene un bajo nivel en las encuestas, todo surgido por el partido que lidera, un movimiento que se aproxima a la muerte por acontecimientos pasados, tales como el narcoescándalo del Proceso 8.000, en el que se aseguraba que el Presidente Ernesto Samper Pizano había obtenido la presidencia en 2004, por financiación del Cartel de Cali, asimismo el clientelismo y la politiquería han producido la perdida de credibilidad por parte del elector.

Por eso en este momento Rafael Pardo Rueda está en el lugar equivocado; aunque ayudó a Uribe a subirse al poder, el eco de su mandato no ha tocado sus puertas como a otros candidatos. Además, no es visto como un hombre innovador que pueda transformar el modo de liderar un país. En conclusión, Pardo le tocó ser candidato en el momento histórico errado.