Devaluación: ¿El futuro del Yuan?

por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

Al finalizar el siglo XX e iniciar el siglo actual, el fortalecimiento de las economías asiáticas en su conjunto, se basó en el desarrollo de la manufactura y las exportaciones. Además, de crear alianzas comerciales con Occidente, como la forma de ver esta parte continental, como un promisorio mercado para sus productos y servicios.

Y han logrado su objetivo, en la década que finalizó, el aporte de las exportaciones al PIB de las naciones asiáticas se incrementó de 37 a 47%. Eso se traduce en que cerca de la mitad del PIB del Viejo Continente, es aportado por las ventas externas, produciéndose el inverosímil desarrollo y la mejora en la calidad de vida de países, tales como China, Corea del Sur, Japón, Singapur, Taiwán y gran parte del sureste asiático.

Sin embargo, las vivencias de la economía mundial, trajo consigo un mal momento para China, que al depender su bienestar económico de las exportaciones, relacionaron su futuro con la estabilidad de la demanda de los mercados externos, exactamente los de Occidente. Es así como China involucró cualquier anomalía mercantil de los países americanos, que evidencian una de las más fuertes crisis de la historia humana; a su desarrollo.

A través de esta problemática, el país asiático fue obligado a replantear sus metas y los recursos que dispone para su  comercio; creándose como objetivo primordial el estímulo al consumo doméstico, base sustentable del crecimiento de la demanda interna.

“Además de China, muchos países se vieron obligados a dejar a un lado las exportaciones y motivar el consumo interno, que se traduce en el mejoramiento de sus ventas nacionales sobre las extranjeras. Colombia también hizo lo mismo, el punto de desventaja es que el peso no tiene tanta incidencia en los procesos de negociación,” explica Mauricio Múnera, analista económico.

Los chinos, a parte de motivar el consumo interno, continuaron con la inversión en mercados extranjeros, con una política cambiaria que se encamina a mantener competitividad en las ventas extranjeras. La devaluación del Yuan, permitió que los bienes o servicios chinos en suelo ajeno se volvieran más baratos, sumado a la minuciosa recuperación de las economías europeas y estadounidenses, que ha traído un reposicionamiento de las exportaciones chinas y el favorecimiento en cuanto a dividendos para la potencia asiática.

Los ministros de Economía o Hacienda, aseguran que solo en el tercer trimestre de 2010, comenzará a desmontarse las medidas de sustento de la competitividad, pero los analistas más experimentados en las acciones chinas, exponen sus opiniones en el sentido que después de las vivencias de la crisis económicas, el Gobierno de esta franja asiática, no caerá en la tentativa de reproducir los modelos de 2007.

Por el contrario se espera el fortalecimiento del consumo interno, sin dejar a un lado el posicionamiento de sus productos en los mercados internacionales, pero teniendo como base la devaluación del Yuan, que implica la disminución de los precios en productos y servicios y la actividad arancelaria, tal como pasa en EUA, en donde no hay un interés visible por el fortalecimiento del Dólar, ya que las deudas están cifradas en esta moneda y a menor valor, menor será los intereses y la deuda.

Uno de los planes más formidables para los economistas, es que las monedas mundiales permitan la devaluación, como una forma de abaratar los productos y motivar al consumo humano. La devaluación del Yuan contribuirá a aflojar las relaciones de China con  EUA, quienes han convertido el tema de esta moneda en su bandera internacional para intentar equilibrar el comercio bilateral con su contraparte asiática.