por Luis Ariel Ramos
Periodista
Afirmó la secretaria del Interior del gobierno estadounidense, Janet Reno, que la vigilancia establecida por el ejército en Ciudad Juárez, “no ha servido de nada”.
Estas palabras cayeron como balde de agua fría en la cabeza del presidente Felipe Calderón Hinojosa, cuando presidía la reunión que tenía lugar en un lujoso hotel de esa urbe fronteriza, que analizaría la difícil situación que allí se vive.
Incluso cuando el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, afirmó que los índices de criminalidad han disminuido 40 por ciento, las voces de protesta de los asistentes al acto, se volcaron sobre el mandatario y quienes lo acompañaban el presídium -incluida su esposa-.
Hombres y mujeres que viven en Juárez , reprocharon con energía al mandatario que las ejecuciones continúan, casi en las narices de los militares.
Y ante el anuncio de que elementos de seis agencias norteamericanas -entre ellas el FBI y la DEA-, prácticamente se harán cargo de las investigaciones de los asesinatos de tres personas y un bebé en gestación, ocurridos el sábado anterior al filo del medio día, en la ciudad de México los voceros y líderes de los partidos PRI, PRD y PT, censuraron al gobierno mexicano por permitir esta intromisión, que por otra parte se produce ante la nula eficiencia de los cuadros nacionales correspondientes.
Los asesinatos de Lesley Ann Enríquez, embarazada y funcionaria del Consulado estadounidense en Ciudad Juárez -por cierto el más grande e importante en Latinoamérica- y de su esposo Arthur H. Redelf, Custodio de la Cárcel del Condado de El Paso y del mexicano Jorge Alberto Salcido Cisneros, ocurrieron en dos lugares distintos, con diferencia de minutos.
Las víctimas habían ocurrido a una fiesta infantil: Jorge Alberto fue inmolado en el fraccionamiento San francisco, después de ser perseguido por los sicarios durante 600 metros; los norteamericanos fueron alcanzados unos metros antes de llegar al puente internacional que los conduciría a su domicilio.
En opinión del FBI, quizá pudo tratarse de un caso “de identidad equivocada”, pero ya el Departamento de Estado, había girado una circular al personal del Consulado juarense, de que se abstuvieran de asistir al bar “El Reco”, ubicado a unos metros de esas instalaciones. ¿Habrá sido premonitoria, la advertencia?.
Entre ambos lugares de los homicidios, hay como 4 kilómetros de distancia.
Por cierto existe también una versión que señala que a Lesley Ann había recibido una amenaza de muerte a fines del año pasado; y en el caso de su esposo, era quién tenía en vigilancia a los narcos que llegaban a ese centro de reclusión.
En síntesis, se estima que los sicarios pertenecen al grupo de “Los Aztecas”, cuyos integrantes cuando son expulsados de EU -se quedan en Juárez- y ahí son contratados por los cárteles de Sinaloa o Juárez.
Por lo que hace a la visita de Felipe Calderón Hinojosa a C. Juárez, transcurrió como en las otras dos ocasiones, con el pueblo alejado por las vallas celosamente custodiadas por miles de soldados.
En lo que respecta a las informaciones que los noticieros de tv y radio y los periódicos del DF, no dieron a conocer el rechazo unánime a la presencia en esa MARTIR CIUDAD, del hombre que no aprende todavía, que las mayorías nacionales, no lo soportan. “Sopas Perico”.
Y no obstante ese rechazo, sigue sumando millas a su Carnet de “Viajero Frecuente”, en sus recorridos diarios por el vasto territorio nacional, que limitan más todavía los presupuestos que deben destinarse a la creación de fuentes de trabajo.
CONFETTI
1.- Una revista rosa, publica que César “Pinocho” Nava, entregó anillo de compromiso a la cantante Patylú, que cuando se case se llamará “Patinava”. La fecha todavía se desconoce, pero las apuestas en el palenque nacional, circulan acerca de que: “será antes o después de que lo corra Felipe, cuando se conozcan los resultados de las elecciones del 4 de julio próximo.
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