por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Durante meses los analistas mundiales y medios de comunicación han hecho un perfil sicológico, político y social del Presidente Hugo Chávez. Sin embargo, se ha carecido de la sensibilidad para mirar la región y reconocer en qué se basan los liderazgos de los jefes de Estado. A puertas de entregar su mandato, se encuentra Luiz Inacio Lula Da Silva, gobernante brasileño.
Aunque su imagen va perdiendo posicionamiento a medida que se acerca la entrega de su cargo, no se puede omitir que será uno de los mejores 11 líderes del mundo y pasará a la historia como el dirigente que ubicó a Brasil en altos estándares internacionales. Barack Obama lo describió como el político más popular del mundo en una conversación que sostenía en Londres con varios personajes del G-20.
El anterior no ha sido el único reconocimiento al sobresaliente liderazgo de Lula, y ni será el último, ante la culminación de su periodo presidencial, pues posterior a este suceso se convertirá en un consultor internacional, como el ex presidente estadounidense Bill Clinton.
“Llegó al poder por ostentar las banderas del izquierdismo brasileño, al sobresalir dentro del sindicalismo y formando el partido más numeroso de trabajadores, con más de un millón de afiliados, quienes permitieron su ingreso al poder, con la promesa de un cambio social y las restricciones que impondría a la oligarquía de su país,” explica Sara Ramírez, comunicadora Social.
Sin embargo, el desarrollo de su gobierno fue distinto al prometido, pero matizado por su carisma ante el mundo: Cuando obtuvo su primera crisis nombró tres ministros de derecha como una manera de lograr favores con los bancos y sostener la línea económica de Fernando Henrique Cardoso, su antecesor, y ahora es criticado por no cohibir los sistemas de privatizaciones, que finalmente han sido reforzados con las ventas de algunas empresas estatales.
Hizo duras críticas contra la decisión de Álvaro Uribe, presidente de Colombia, de permitir el ingreso de soldados norteamericanos a cinco bases nacionales; pero en su carrera armamentista firmó la compra de 50 helicópteros, 36 aviones de combate y 5 submarinos. Asimismo, evitó mezclarse en la confrontación Uribe -Chávez, que aún tiene vigencia.
Sus votantes se tornaron los principales críticos a las acciones gubernamentales, pues califican su gobierno como poco transformador y colmado de vicios derechistas. Sopena de lograr incorporar a Brasil en aspectos u organismos internacionales, que lo convirtieron en una de las potenciales economías emergentes del siglo XXI. Lula ha sabido manejar su imagen y proyectarla carismáticamente, para que otros admiren sus decisiones y confíen en los resultados que se obtendrán.
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