por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
“Necesitamos a alguien en quien poder apoyarnos cuando la Tierra tiembla, la tormenta llega y el suelo se rompe. Somos el mundo unido por la fuerza del amor, que podrá mover los obstáculos y ayudar a reconstruir cuando se retiran los escombros,” este fragmento hace parte de la canción “We are the world”, que patenta la realidad de Haití, y ahora la de Chile, país que sufre los rigores de un sismo de magnitud 8,8 grados, que ha provocado más de 700 victimas y cuantiosos daños materiales.
El mundo descubrió la sombra devastadora del terremoto que sacudió la región de Bio Bio, sur de Chile, con un saldo de 708 muertos, 500 mil viviendas semidestruidas y daños innumerables en la infraestructura vial del país suramericano, que ya recibe la solidaridad del mundo, reunido hace poco por la catástrofe haitiana, y hoy citado de nuevo por la naturaleza, para acompañar a la hermana patria chilena.
En la madrugada del 27 de febrero, inició el calvario para Chile, Argentina y Perú, donde también sufrieron las manifestaciones naturales, con efectos aún no cuantificados y un registro de tres muertos en la zona de Salta, norte de Argentina.
Durante su elocución Michelle Bachelet miró sus papeles, levantó la vista, tragó saliva y dijo: “708, pero los números van a seguir creciendo.” Muchos aseguran que este dato se basa en la intuición de las autoridades, quienes no saben cuántos desaparecieron o están debajo de los edificios que se cayeron.
“Tiene calificación de “megasismo” por parte de los científicos del Servicio Geológico de los EUA; es similar al tsunami de Indonesia en 2004, que provocó más de 226 mil muertos, y 50 veces mayor al vivido por Haití. El temblor, además de generar daños en Chile, tiene en alerta a Hawai, Japón, Filipinas y México, en las costas de Cancún, por una generación colosal de energía,” explicó Juan Felipe Cardozo, geólogo.
Bachelet y Sebastián Piñera, presidente electo del País, declararon área de desastre, la zona afectada. Además, Santiago, capital de Chile, y algunas ciudades principales no tenían electricidad, se suspendió el suministro de gas, no hay comunicación por algunas vías y el aeropuerto internacional suspendió operaciones. Ante esto, la comunidad extranjera, encabezada por el presidente Barack Obama, han manifestado su solidaridad y disposición para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate de sobrevivientes.
Durante la última década, Chile ha sido ejemplo de superación estatal frente a temas como la pobreza; además, la gestión de Bachelet, le permitió al país austral incorporarse en el ritmo de la economía mundial. Ahora, el compromiso para los gobernantes y líderes es intervenir en la recuperación de las zonas chilenas, a la par de la reconstrucción de Haití. Y con seguridad, la unidad ciudadana en Chile, permitirá superar con distinción, esta dura prueba que generó la naturaleza.
¿Se requieren más evidencias para comprender los efectos del cambio climático y la amenaza a la supervivencia del Planeta? Chile y Haití enmarcan el mal uso del hombre hacia los recursos naturales y el daño que sus acciones han cometido hacia la Tierra. Estos eventos se convierten en una excelente oportunidad para evaluar y reflexionar sobre la necesidad de cuidar el ambiente y prevenir hecatombes naturales.
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