por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia
Los incidentes ocurridos entre Colombia y Venezuela durante noviembre e inicios de diciembre, ponen en evidencia el aislamiento político al que está sometida nuestra nación y el silencio sepulcral que invade el territorio latinoamericano, incluyendo a Estados Unidos y organismos internacionales como la OEA, ONU y UNASUR.
¿Por qué nadie dice nada? Hasta el mandatario colombiano, Álvaro Uribe y sus ministros se planean esta cuestión, y expresan que una de las razones es que muchos gobiernos de la región aprovechan el muro construidos por Chávez para incursionar en el mercado venezolano y reemplazar los productos que han dejado de ser llevados desde Colombia por el “embargo ilegal”, al que tiene sometido el Presidente de Venezuela a los empresarios nativos; el mismo que Uribe compara con el que impone EUA a Cuba.
Las cartas enviadas a organismos diplomáticos y comerciales, no han tenido ningún efecto trascendental, ni un pronunciamiento estricto, ni siquiera un posición visible hacia el conflicto. Hoy se goza de la indiferencia y la falta de solidaridad de quienes han expresado públicamente, en tiempos remotos, ser nuestros amigos. Solo líderes, partidos políticos y figuras públicas nacionales se han reunido en una sola voz para expresar el apoyo hacia el manejo que ha ejecutado el Presidente Uribe sobre las relaciones binacionales, pero la preocupación radica en el silencio espeluznante de líderes mundiales, a quienes pareciese que no les interesa intermediar en el problema.
“El pueblo colombiano está solo, y hay que rodear al Mandatario (Uribe), porque es quien representa la unidad nacional, además, es victima de un proyecto expansionista en el que Chávez lo quiere envolver. Y al ser el único que no se ha dejado comprar por su petróleo, ataca con blasfemias, demencia y lo acusa de sucesos que no ha hecho, ni nunca hará,” comenta Mauricio Arroyave Hernández, docente universitario.
Los canales diplomáticos han sido utilizados por el canciller Jaime Bermúdez, quien ha presentado ante organismos, una descripción concisa de lo qué está ocurriendo. Pero la ONU no interfiere porque muchos aciertan que es competencia de la OEA, y el secretario de ésta, José Miguel Insulza, carece de poder para intervenir, como lo vio el mundo ante el problema democrático en Honduras.
UNASUR, creado como una muestra de unidad suramericana, es desconocido por el mismo Chávez, que ante sus temores de posibles intromisiones en su “soberano país”, solo recurre a destruir puentes peatonales en la frontera y a secuestrar mineros colombianos. Además, este organismo está presidido por Rafael Correa, figurín chavista y uno de los mayores beneficiados por la crisis, pues ha suplido los productos nacionales. Luego de la reunión en Quito, se pensó que iba a ver un pronunciamiento, pero ahora no sabemos qué piensa la UNASUR, ni cuál es la verdadera función de los organismos multilaterales, quizás solo sirvan para hacer cumbres y tratar temas sin fundamento.
Estados Unidos, el mejor amigo de Colombia, no puede intervenir, porque el acuerdo de cooperación militar colombo -estadounidense es una de las excusas de Chávez para agredir. Una posible solución es que Obama salga a explicarle al mundo los alcances del acuerdo. Por ahora, solo queda la unión de los colombianos y ver qué sucesos continuarán protagonizando la contienda binacional.
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