por Rodrigo Llop
Economista
Carlos Marín (Periodista Milenio Diario) dice “no sirve para nada votar en blanco”; Jesús Silva Herzog Márquez (Analista Político) dice “anular el voto no hará ninguna diferencia”; Loret de Mola (Periodista Televisa – Radio Formula) comenta que decir “no” también es una manera de elegir. Jesús Ortega (Presidente PRD) dice que es una razón complotista a favor del autoritarismo; Peña Nieto (Gobernador del Estado de México por parte del PRI) dice que en nada favorece a la democracia. Andrés Manuel López Obrador (PRD-PT-Convergencia, difícil de entender su posición hoy en día ¿?) dice “es un voto para la derecha”. Germán Martínez (Presidente del PAN) dice que debilitará al congreso. Beatriz Paredes (Presidenta del PRI) dice que apoyará al autoritarismo; Valdés Zurita (Presidente del IFE) dice que no tendrá consecuencias. Todos tienen una opinión, todos saben perfectamente bien que va suceder. Todos creen tener la razón. Igual que se dice que el cliente siempre tiene la razón, quien tiene el voto no se equivoca.
El voto en blanco no es un movimiento social, sino individual. Nuestros políticos y autoridades envían el mensaje de que no servirá para nada. Las elecciones del 2006 se decidieron por una diferencia de 0.58% de los votos, únicamente 243,934 (recordemos el 35.89% para Calderón PAN y 35.31% para López Obrador PRD). 2.16% fueron votos nulos o en blanco, cerca de 904,604 votos. Esto quiere decir que si López Obrador hubiera sido más convincente en sus propuestas, probablemente hubiera podido capitalizar 0.59% de los votos blancos para poder ganar las elecciones. Si hubiera trabajado para esos indecisos o esos hartos con los políticos de siempre, hoy estaría en Los Pinos.
Ciro Gómez Leyva (Periodista Milenio Diario – Radio Fórmula) dice “Este es un movimiento que entusiasma. Surgió de la nada y confronta una generación de políticos que han fracasado”. Esto ya va haciendo sentido. El pensar en votar en blanco hará que el 2.16% del 2006 se incremente a una cifra más significativa. ¿Qué pasaría si se incrementa a un 3 o 5%? ¿O a un improbable 7 o 10%? Cualquier partido político o candidato babearía por esa significativa participación de voto adicional a su voto duro. Las exigencias de la ciudadanía son muy sencillas y claras: Resultados concretos mejorando el nivel de vida significativamente. Mientras eso no suceda la gente propone meter al congelador su voto indefinidamente y esperar a que alguien verdaderamente esté dispuesto a representarlos.
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