por Luis Ariel Ramos
Millones de mexicanos obligados por las circunstancias, estuvimos en “arraigo domiciliario”, desde el viernes 1 de mayo, hasta este martes conmemorativo del CXLVI aniversario de la histórica Batalla de Puebla.
Sin festejos oficiales y sin la tradicional ceremonia de jura de bandera de los conscriptos, que año con año se efectúa en el Zócalo, tenemos miedo de salir a enfrentar el virus, que al parecer no es tan “fiero como lo pintaron” al principio.
Por lo pronto, cuando mañana se reanuden las actividades, en la capital del país, se bajó el nivel de rojo a naranja.
Los controles rígidos que se han establecido para evitar la propagación de este mal son los siguientes:
1.- Regresan a clases el jueves los alumnos de Preparatoria, Bachillerato, de Universidad y estudios superiores.
2.- El lunes 11 lo harán los niños y jóvenes de Guardería, Pre-Primaria y Secundaria.
3.- Los cocineros y meseros deberán usar bata, delantal, red o turbante que cubra todo el cabello; utilizarán gel antibacterial con base de alcohol. En los salones, en un espacio de 10 metros cuadrados, podrán estar hasta 4 personas como máximo.
4.- En los cines y teatros, se tendrán que dejar dos butacas vacías entre cada espectador, con dos filas libres por una ocupada.
5.- Los sacerdotes oficiantes usarán tapabocas, entregarán la comunión en las manos y se evitará el saludo de mano al dar la paz.
6.- Los conductores de los transportes públicos y privados, usarán tapabocas y guantes de latex.
7.- Los usuarios del metro, al cruzar los torniquetes, recibirán alcohol gel.
8.- Todos los espacios abiertos han sido esterilizados.
9.- Los partidos de fútbol y béisbol, se efectuarán sin público.
10.- Los antros y centros nocturnos, permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.
La pregunta obligada es: ¿seremos capaces de respetar y acatar estas disposiciones..?.
El marcador señala: 727 casos confirmados en todo el país del virus A/H1N1; 26 personas fallecidas (10 hombres y 16 mujeres); y, en Estados Unidos hay 286 casos en 36 estados.
Cada día que pasa, el número de naciones que nos rechazan aumenta.
Pero nos duelen más, la actitud de Argentina y Cuba.
La aparición del virus, puso al descubierto la incapacidad del gobierno federal, en materia de salud pública.
La máxima que cargamos todos los mexicanos, “tapamos el pozo después de ahogarnos”, nos golpea el rostro, mientras el presidente Felipe Calderón continúa gobernando con discursos y promesas que nunca cumplirá.
Desde Puebla nos manda decir que cuando pase esta situación, “México será más fuerte”, no “pos sí, ni modo “Margarito, todavía falta mucho para el 30 de noviembre del 2012”.
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