ARIEL RAMOS
Periodista
Foto cortesía de Euroresidentes, 2008.
Hace muy pocos años, España era una de las naciones más pobres de Europa. En 1965 el país ibérico exportaba trabajadores que no encontraban como ganarse la vida en su nación.
En 1965 viajé a la República Federal Alemana y allí laboraban un millón de españoles, que al igual que nuestros “braceros”, trabajan duro en un país extranjero para enviar dinero a los suyos.
A España no llegó el “Plan Marshall” y sus millonarias inversiones, los norteamericanos castigaban así al gobierno del general Franco, que durante la guerra civil tuvo de su lado a los aviones que ayudaron al caudillo a derrotar a los republicanos.
Pero la habilidad del que en su tiempo fue el general más joven de Europa, le permitieron superar ese inconveniente, al dar al presidente Eisenhower un gran recibimiento y permitir más tarde la instalación de bases militares en el territorio peninsular, y por fín llegaron los ansiados dólares.
Años después al ingresar España a la Comunidad Económica Europea, esta nación inició un impresionante despegue que la han convertido en una nación moderna, con una economía envidiable y de país exportador de mano de obra, ahora es una nación que tiene poco más de cinco millones de trabajadores inmigrantes.
Pero independientemente de lo anterior, lo más notable de España ha sido que toda la población, junto con su progreso económico, ha progresado en orden y civismo.
En todas las ciudades se advierte progreso; calles y avenidas lucen limpias; impresionantes conjuntos habitacionales, cambian el rostro y las costumbres de sus moradores; plazas y parques públicos, parecen salidos de los cuentos; carreteras y caminos vecinales tienen la misma jerarquía de las mejores de Europa.
Los paisajes, hermosos paisajes se aprecian en toda su belleza; los merenderos y paradores rebozan de clientes satisfechos del servicio.
Pero sobre todo, se aprecia la seguridad. Seguridad tan cara y lejana para nosotros y tan enseñoreada en toda la Península.
Otro detalle, quizá tan importante como su progreso y su alto nivel económico, es que el pueblo español, vive en una auténtica democracia. Tienen obviamente sus diferencias políticas, pero cuando se trata de los asuntos generales del país, la opinión es unánime: primero España, después, después…
Esto se debe también a que confían en sus leyes, sus gobernantes, en sus policías y desde luego en quienes imparten justicia: sus jueces.
Los problemas son discutidos de frente, no hay arreglos en los oscurito; la oposición es oposición sin “iluminados, ni presidentes legítimos”. El señor Rajoy, ejerce una oposición digna y sabe que solo en las urnas, se manifiesta la mayoría.
España, tan cerca de nosotros y tan lejos como estamos de su ejemplo.Como dice la letra de una canción: ¡Que viva España..!
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