Por LUIS ARIEL RAMOS
Cuatro mil muertos, el 11 por ciento de ellos pertenecieron al Ejército, a la Policía Federal Preventiva y a las policías estatales y municipales, es el saldo que arroja la guerra emprendida por el general de cinco estrellas Felipe Calderón, para combatir al crimen organizado, desde que asumió la presidencia de la república.
Las espeluznantes cifras reconocidas formalmente por la Procuraduría General de la República, reflejan que es el gobierno de Calderón el que está recibiendo una severa goliza. Solamente y para poner como ejemplo lo que ocurre en el país, el viernes 23 de mayo hubo 20 ejecuciones y ellas 8 víctimas fueron decapitadas.
Y el comandante supremo de nuestras fuerzas armadas responsabiliza de estos pavorosos resultados a todo mundo, incluyendo en primerísimo lugar a los medios de comunicación. Todos, menos sus estrategias, somos los responsables del baño diario de sangre, proveniente del frente de guerra. Hace unas semanas, Felipe Calderón anunció en un mitin -lo hace también todos los días- que el gobierno estaba goleando al crimen organizado, pero ante tan dramática realidad,
¿quién recibe los goles..?
Los golpes a los atriles, con los que refuerza sus repeticiones ¿de verdad asustarán a quienes hasta hoy están ganando la guerra..?, o son acicates que los empujan a ser más sanguinarios. ¡es solo pregunta..! Por otra parte es solo al gobierno mexicano impedir que las armas que adquiere el crimen organizado, entren al territorio nacional. Si los vistas aduanales lo permiten, córralos y ponga en su lugar a funcionarios de reconocida honestidad, bien pagados.
Sólo así señor Calderón Hinojosa sus “hijos no le reclamarán y los muertos apa”.
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