Por ARIEL RAMOS
“Cuando inicie mi gobierno encontré una delicada situación en materia de Seguridad Pública”, dijo textualmente Felipe Calderón en el remedo de informe que leyó ante sus empleados en el patio central de Palacio Nacional.
Los cientos de muertos ocurridos, el crecimiento del consumo de drogas que ubican a México como un consumidor importante, durante los seis años que gobernó Martha Zahagún perdón- Vicente Fox, le parecieron al joven mandatario “delicada situación”.
En estos 9 meses y medio de su administración, los asesinatos superan ya los mil seiscientos, ocurridos en las mismas caras de los cientos de soldados que ahora patrullan ¡patrullan..! las calles de rancherías, pueblos, caminos vecinales y las principales ciudades del país a lo mejor también constituyen una “delicada situación”.
Y la enorme corrupción que convirtió en millonarios a la propia parejita presidencial, a los entenados de don Chente y a quienes votaron por él –que son los mismos que apoyaron a Calderón y que ahora le pasan sus facturas por el “gran servicio”-, continúa como si nada y los hace más ricos
El enorme presupuesto nacional se eroga alegremente: 80 por ciento en gasto corriente y del 20 por ciento restante, los nuevos secretarios encargados del despacho –que no son ministros- y su colaboradores, asesores y demás parásitos, se encargan ellos, dejando apenas modestas sumas para los programas sociales.
El auto-llamado presidente del empleo tal y como lo hizo su predecesor, citó en su faraónico remedo de informe, cifras que solo la alta burocracia nacional conoce y que incluso las autoridades del INEGI contradicen.
En los últimos seis años y medio las guerrillas han crecido tanto –que quizá constituyan ya otra “delicada situación”-, llenando de sangre y temor a la población toda del país pues han dejado de ser movimientos suburbanos para convertirse en guerrillas urbanas.
Monterrey, Guadalajara, Veracruz, el Distrito Federal, Tijuana, Mexicali, todo Sinaloa y otras importantes urbes nacionales, son territorio de violencia, de sangrienta y cruel violencia.
Las inmensas mayorías nacionales cada día más empobrecidas, repudian a Felipe Calderón y lo que él representa (la Extrema Derecha controlando ahora al partido Acción Nacional) y ante la realidad que se vive, pues es el presidente formal del país, y su política constituyen un peligro para la paz y tranquilidad nacionales, como las que se vivieron hace cien años, cuando los Científicos que apoyaban al presidente, engañaron a don Porfirio repitiendo a todas horas, que el país estaba en calma y trabajando.
Por eso apoyaron al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quién usó como lema de campaña “Primero los Pobres”. Los poderes fácticos (el dupolio televisivo) se encargaron no solo de destruir al candidato puntero, sino que apoyados por la inmensa riqueza de los dueños del dinero, pagaron costosas campañas de las que “no existen datos de cuanto costaron y que infundieron terror a los integrantes de la clase media, a la hora en que salieron a votar.
Ante el rechazo popular al presidente, este está dando palos de ciego y ha retomado como suyos, los programas –entonces llamados populistas-, del abanderado del centro izquierda: Andrés Manuel López Obrador.
Ahora Calderón ante el temor de que priístas y perredistas no le aprueben su reforma hacendaria si simultáneamente no se aprueba la reforma del Estado, que contempla inicialmente la salida de los consejeros del Instituto Federal Electoral, ha ordenado a senadores y diputados de Acción Nacional que se sume a los opositores para “correr” a quienes ensuciaron el proceso electoral del año pasado que nos tiene divididos a los mexicanos.
Esta reforma ha molestado a los propietarios del dupolio televisivo (televisa y TV Azteca) porque ya podrán recibir anuncios de particulares y de organismos privados, tal y como ocurrió en el 2006.
¡Imagínense..! amables lectores, en la pasada elección presidencial se gastaron 12,000 millones de pesos oficialmente en apoyo de los candidatos; de esa enorme suma, casi el 90 por ciento llegó a los bolsillos de los dueños de los medios electrónicos –radio y televisión.
De los casi trescientos mil spots que derrumbaron al candidato que encabezaba las encuestas, las autoridades del IFE dicen cínicamente desconocer quienes los pagaron y cuantos fueron.
Felipe Calderón se atreverá también algún día a calificar de “delicada situación” las circunstancias que lo hicieron presidente con una mayoría de 0.56 por ciento.
De “Felipillo Santo” como lo llamaban los columnistas políticos, cuando fue presidente del PAN, se puede esperar todo, incluso que imagine que vivimos en “calderolandía” y piense que los mexicanos nos vamos a tragar nuevamente ese sueño que inventó don “Chente Fox”.
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