CORRUPCION (1)

Por Ariel Ramos (alias Abate Jerónimo)

Una de las lacras que dejaron los españoles cuando conquistaron la Gran Tenochtitlán, fue sin duda la CORRUPCIÓN.

Famosas fueron las palabras que dijera el capitán Hernán Cortés al Rey, en respuesta la pregunta de que entregara las cuentas de su andanzas por las tierras del Anáhuac: “en picos, palas y azadones, tres millones majestad”.

Y desde entonces, los mexicanos no hemos podido superar esa maldición. La “corrupción somos todos” dijo el desparecido presidente José López Portillo (1976-82) quizá para justificar los despilfarros que hizo su gobierno, después de asegurar al pueblo: “preparémonos para administrar la opulencia”.

Y en efecto la CORRUPCIÓN está presente en todos los órdenes de la vida nacional. En las acciones del gobierno federal, en las de los gobiernos estatales, en las correspondientes de las administraciones municipales.

En los servicios que prestan los clérigos –un Delegado Apostólico cobró cinco mil dólares por casar a la hija de un prominente hombre de negocios y años después recibió generosos donativos de un narco que lo visitó para decirle que él no había participado en el asesinato del entonces Arzobispo de Guadalajara-, mientras le ocultó a las autoridades la visita de ese sicario que “era” perseguido por las policías del país.

El propio Cardenal Primado de México, Norberto Rivera, intervino exitosamente para que la señora Martha Sahagún fuera divorciada del veterinario Manuel Bribiesca y Vicente Fox hiciera lo mismo de la señora Lilian de la Concha.

Otros grupos beneficiados son los trabajadores que pertenecen a los sindicatos de Petróleos Mexicanos, de la Comisión Federal de Electricidad, de Luz y Fuerza del Centro –empresa que recibe cuantiosos subsidios por revender la energía que se consume en la capital de la república y sus zonas conurbanas.

En iguales circunstancias están los trabajadores al servicio del Estado, entre quienes es importante señalar a quienes pertenecen al llamado sindicato más grande de Latinoamérica, que agrupa a los maestros, a quienes se les paga generosamente por enseñar educación de excelencia y se pasan año con año, en huelgas, paros y comisiones, dejando a la niñez y juventud mexicanas, entre las más atrasadas del mundo.

Cada seis años salen de los gobiernos federal y estatales, “comaladas” de nuevos millonarios, sin que nada ni nadie los llame a cuentas.

En los 70 años del priismo los que se iban dejaban en sus lugares a quienes les garantizaban respeto a ellos, a sus familiares y a sus amigos.

Ilusamente los mexicanos esperamos que al cambiar de partido gobernante en el 2000, las cosas iban a cambiar. Pero no ocurrió tal cosa, incluso los panistas se enriquecen en tal forma, que los del viejo PRI, parecen “los pobres del barrio”.

Luis Pasos que se convirtió en un “duro crítico” del anterior sistema, cuando estuvo al frente del Banco Nacional de Obras, imprimió miles de copias de sus muchos libros, con dineros del pueblo, para regalarlos a sus “cuates”.

Los hombres y mujeres que manejan los sindicatos son millonarios, por eso defienden “con todo lo que tienen a su alcance” los contratos las cláusulas contractuales que les aseguran a sus reprensados, canonjías espléndidas y a ellos, el manejo arbitrario de las cuotas.

El actual presidente del país, Felipe Calderón Hinojosa, cuando fue director del Banco Nacional de Obras, lo primero que hizo fue autorizarse un préstamo de tres millones de pesos, para adquirir una residencia.

Al divulgarse públicamente este préstamo, Calderón Hinojosa regresó inmediatamente el dinero, pero su carrera en la burocracia siguió en ascenso, hasta que Fox lo despidió por asistir a una comida que le ofreció el entonces gobernador de Jalisco en la que el hoy secretario de gobernación lo “destapó” como candidato a la silla grande.

Está tan arraigada la costumbre de recibir dádivas, jamás se podrá establecer en el territorio mexicano el Estado de Derecho.